hora, como si fueran poco las otras hazañas
entreguistas, nos anuncian un intercambio, a través de comprar a Estados Unidos petróleo ligero (obviamente, más caro) y venderles petróleo pesado.
Debemos ver nuestra situación real al respecto. Resulta que hemos tenido un pequeño aumento en la producción de crudo ligero, que sólo ha bajado en este año en el que nuestros funcionarios han bajado la producción total de crudo más rápido.
En 2014, la producción del crudo pesado bajó 3.7 por ciento, y la del ligero aumentó 2 por ciento, y en 2015, en el primer semestre, cuando los funcionarios lograron una baja mayor general de producción, el descenso del crudo pesado fue de 11 por ciento y 3.8 por ciento del ligero.
La producción total de crudo en el primer semestre de este año fue de 2 mil 262 miles de barriles diarios, frente a 2 mil 429 miles del año pasado, 7 por ciento menos. En Brasil, donde había habido una fuerte privatización pero luego se fortaleció mucho a la empresa pública, la producción de esta última aumentó 10 por ciento anual para obtener en mayo pasado 2 mil 412 miles de barriles diarios, no sólo en crecimiento, sino ya mayor que la de México.
Si queremos tener más crudo ligero, se debe aumentar la inversión en las regiones Sur y Marina Suroeste, que es donde se produce la absoluta mayoría del petróleo ligero y la totalidad del súper ligero. El dinero se puede sacar, por ejemplo, cerrando los restos de Chicontepec, cuya producción es carísima y donde bajó una tercera parte en los tres años pasados y se produjo 2 por ciento del total nacional. Claro que se pueden enojar algunas trasnacionales y quienes recibían las mordidas de ellas.
Recordamos que, con inversiones muy inferiores a las de Chicontepec, el Litoral de Tabasco aumentó su producción de crudo de 38.5 mil barriles diarios en 2003 a 337 mil barriles diarios en la primera mitad de 2015, lo que implica un aumento de 8.8 veces, mientras la producción del gas natural en el mismo periodo creció 11 veces; ésta última ya es 16.9 por ciento de la producción nacional y la de crudo constituye 15 por ciento. Todo esto, con un costo muy inferior al de Chicontepec, a lo largo de más de 10 años.
En 2012, la inversión para Chicontepec fue de 32 mil millones de pesos, y la de Litoral de Tabasco de 6 mil 800 millones, algo así como una quinta parte. En 2014 las cantidades fueron 25 mil millones para Chicontepec y, con un Litoral de Tabasco ya con obra para mayor desarrollo del gas, 47 mil millones, lo cual muestra su productividad.
Esto nos enseña el camino real del desarrollo petrolero. Durante décadas México tuvo un crecimiento de 6 por ciento anual y Pemex desarrollo industrial que incluyó refinerías, petroquímica y otras actividades. El trabajo fue esencialmente mexicano y en buena medida, del propio Pemex. Pero los gobiernos derechistas, desde fines de 1982, de PRI o PAN, se encargaron de desnacionalizar y al mismo tiempo de estrangular más y más a Pemex. El ritmo de crecimiento del país se vino abajo, y sigue abajo.
El ejemplo de Litoral Tabasco muestra que el camino de lograr desarrollo es posible. Ahí están las cifras. ¿Por qué lo que digo nunca está en los discursos oficiales? Porque no quieren ese camino.
En los campos descubiertos hasta 2013 inclusive (en 2014 y después, en lugar de esto, se reportan los negocios preparados con trasnacionales), el total de reservas de crudo en Tsimín, en Litoral de Tabasco, es igual al total de los otros campos descubiertos del país, sumados. En el caso del gas natural, el total de las reservas del mismo Tsimín es igual al triple de la suma de los otros campos sumados.
Si se deja de derrochar en sitios como Chicontepec y en subsidiar a trasnacionales; si se deja de desplumar a Pemex con súper impuestos y súper endeudamientos, y si se saca a los corruptos y mentirosos que la dirigen, Pemex puede volver a generar industria, como la que se empieza a instalar en Tsimín, pero como refinerías y plantas petroquímicas.
La principal inversión de Pemex en los últimos años ha sido en exploración y producción, de alrededor de 250 miles de millones de pesos. Las otras inversiones son menores, porque está desindustrializado. Por deudas y otros gastos
, su costo anual sube a más de 2 millones de millones de pesos, cuatro veces más que la principal inversión productiva.
El único lado positivo del intento de que un país exportador de petróleo importe petróleo por halagar a las empresas del norte es que podamos ir elaborando una alternativa.