Las Águilas suman su cuarta victoria consecutiva; los del puerto llegaban de sublíderes
Benedetto fue una amenaza para los Tiburones Rojos
Expulsan al timonel Reinoso tras enfrascarse en una discusión con el delantero
La gente ya está identificada con el equipo: Ambriz
Domingo 23 de agosto de 2015, p. a13
Con dos anotaciones del colombiano Andrés Andrade, el América despachó 3-1 al Veracruz, en juego combativo entre dos rivales que llegaron en forma y con la moral por lo alto. La eficacia del Rifle y la colaboración de un voluntarioso Darío Benedetto dieron la cuarta victoria consecutiva a las Águilas y más calma a su entrenador, Ignacio Ambriz.
La lluvia complicó el inicio. El césped mojado aceleró la pelota y provocó resbalones que volvió tímidas las primeras jugadas. Ambos equipos parecían cautelosos ante los antecedentes del rival. El club de Coapa estaba envalentonado con las tres victorias precedentes. Los Tiburones Rojos llegaron con la comodidad del subliderato.
Después el aguacero amainó y los americanistas empezaron a sentirse más sueltos en su cancha. Benedetto daba aceleración al equipo y la picardía para descontrolar a los del puerto.
El delantero pisó el área enemiga, se veía decidido a desmoronar al portero, pero el defensa Horacio Cervantes se barrió con la velocidad que le dio la superficie mojada. La entrada fue fuerte y se llevó al delantero. El árbitro Fernando Guerrero se inclinó por silbar un penal.
El castigo lo cobró un jugador que a partir de entonces fue a la alza sobre la cancha. Andrade agilizó las piernas, enfiló a pasitos y con lentitud picó la pelota para engañar al arquero, sin que éste pudiera impedir el gol.
A punto de terminar el primer tiempo, el Rifle se fue solo en un contragolpe desde la media cancha con los defensas del cuadro jarocho pisándole los talones. Cerca del área Manuel García lo empujó para impedir el segundo gol, Andrade se lo quitó de encima, recortó a Paganoni y sin dudar –tenía a Oribe Peralta a tiro– disparaó al arco. El portero alcanzó a tocar el esférico pero no pudo echarlo fuera y entró el segundo de Andrade.
Cuando se fueron al descanso, casi al entrar a los vestidores, el técnico del Veracruz, Carlos Reinoso, reclamó a Benedetto y Sambueza por una supuesta mano que el árbitro no vio o se negó a marcar como penal. Se hicieron de palabras mientras caminaban pero la discusión se quedó en reclamos.
En la segunda parte, los del puerto empezaron a buscar el recurso de la pelota parada para acercarse al América. La apuesta funcionó al minuto 62 con gol en el cobro de una falta: Juan Albín disparó a segundo palo, con tal fortuna que arrancó un estruendo de júbilo entre los aficionados del cuadro veracruzano y maldiciones de los locales.
Sin embargo, la aproximación sólo fue momentánea, porque tres minutos después los americanistas llegaron en desbandada y Paul Aguilar envió un centro impecable que tomó descompuesta a la defensa rival.
La pelota pasó frente a la portería, dio la impresión de que Peralta cometió falta sobre su marcador y a segundo palo Benedetto llegó para empujarla y conseguir el tercero de las Águilas.
El argentino salió de la cancha al 74 ovacionado por su afición. Mientras se dirigía a la banca, Reinoso lo siguió e intercambiaron palabras; se veían hostiles. El entrenador desde su área le pidió que se acercara, desafiante. El árbitro vio el lío y decidió expulsar al Maestro, quien se fue apresurado y sin más reclamos.
En conferencia de prensa, el auxiliar técnico Carlos Reinoso hijo salió a hablar por su padre. Admitió el dolor que significa perder ante el América y en el estadio Azteca, pero aclaró: No perdimos por el arbitraje, nos ganaron bien, pero sí nos afectó. Hubo jugadas que marcó al revés y nos perjudicaron
, dijo, y añadió que el criterio fue distinto para aplicar el reglamento. No nos marcó bien en las dos áreas
, agregó.
Ambriz llegó relajado, se notaba contento por la victoria y trató de de ser mesurado: El balance del equipo es favorable. Al principio del torneo con dos derrotas surgieron muchas dudas, pero llevamos dos semanas muy buenas haciendo goles y ganando
.
No abundó sobre el cambio de actitud de la afición –al principio del torneo despidiendo al equipo con abucheos y hoy con ovaciones–, pero admitió que le satisface verla feliz.
Hoy la gente se siente identificada con el equipo. A veces no escucho lo que me dicen, pero debo reconocer que se fue contenta con este partido
, expresó.