Opinión
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Astillero

INE: apología del delito

Perdonar al Verde

EPN, ¡revolucionario!

Le regalan un libro

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¿CRIMEN Y CASTIGO?. Luego de casi cuatro horas de discusión, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral, rechazó, con votación dividida, la solicitud de pérdida de registro del Partido Verde Ecologista de México como partido político nacional, pues sus violaciones a la ley ya fueron sancionadas y sería excesivo desaparecerlo. De esta manera, los consejeros dieron por concluido el procedimiento ordinario sancionador iniciado contra el PVEM, luego de la solicitud de castigo promovida por más de 140 mil ciudadanosFoto Luis Humberto González
A

l mantener por decisión dividida el registro del Partido Verde Ecologista de México (el de las cuatro mentiras, se le ha dicho aquí con frecuencia: P4M), el Instituto Nacional Electoral ha hecho una virtual apología del delito y sella el destino adverso, controversial, fraudulento, de los comicios inmediatos, tanto en el plano de los estados (aunque en estos existen órganos locales que, sin embargo, reproducen los vicios del ente federal) como especialmente en cuanto al relevo presidencial de 2018. Cuatro votos contra siete y entre estos, significativamente, el del consejero presidente, Lorenzo Córdova, en una resolución que proclama a los mexicanos la imbatibilidad de la transa como método para hacerse del poder, en una sublimación expresa de la cínica doctrina calderonista del haiga sido como haiga sido.

En el país de la diaria violación flagrante e impune de la ley, de la irritante distancia entre los postulados jurídicos y la realidad y del creciente rechazo ciudadano a los procesos electorales que son considerados como farsa, los presuntos responsables de organizar comicios y procurar su limpieza emiten (por mayoría de votos) una resolución que es virtualmente un manual de civismo cuya esencia radica en la virtual exhortación a las prácticas delictivas para hacerse de cargos públicos y sostener cárteles partidistas en el poder. Cierto, reconoce el INE, que hay una práctica reiterada de violación a la ley, pero esa insistencia programada no es suficientemente grave y por tanto apenas se aplica una sanción económica para que los violadores empedernidos sigan teniendo oportunidad de repetir sus conductas. Eso es una virtual apología del delito, una incitación pública a que los ciudadanos violen una y otra vez las leyes, maniobren jurídica y políticamente para obtener sanciones menores al beneficio que obtuvieron y sigan tan campantes en ejercicio de esas funciones sabida y consentidamente delictivas. Como diría el filósofo televisivo de la cabellera verde, Brozo: ¡Órale!

Pero no sólo se niega el INE a cancelar el registro de ese falso partido sino que incluso, por instrucciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (la otra parte de la pinza contraria a cualquier suposición de democracia), se rebajaron los montos de las sanciones a los partidos por prácticas contrarias a la legislación electoral, de tal manera que el Verde no sólo acabará pagando mucho menos de lo que en un principio llegó a anunciarse escandalosamente, sino que incluso ya no será el partido más infractor, conforme al criterio de las multas aplicadas, sino el PAN, y además el grado de daño causado a los comicios por el Verde ya no sería tan fuerte y grave como los ciudadanos pudieron ver en las campañas propagandísticas excesivas y fuera de tiempo, pues al final de la fiesta los del PVEM acabarán pagando, con dinero público, por supuesto, cantidades cercanas a las de los demás partidos (por ejemplo: el PAN pagará 48.4 millones de pesos, contra 39.9 del Verde, 36 del PRD, 33 del MC, 27.9 de Morena…).

Y al mismo tiempo se declara libre de toda culpa al conglomerado de tuiteros estelares que en pleno domingo de comicios, en una campaña propagandística evidentemente concertada, invitaron a sufragar a favor del Verde, con un rijoso ex director técnico deportivo por delante, apodado El piojo. Con esas decisiones del Instituto del Fraude Electoral (reconvertido en INE, mero cambio de etiqueta) se mantiene a salvo la alianza entre Los Pinos y el PRI con el Verde, adelantando con claridad que las mismas prácticas de adulteración abierta se sostendrán y mejorarán en las 12 elecciones estatales del año próximo, en las pocas que habrá en 2017 y, desde luego, en el 2018 en que el conglomerado de intereses oscuros embestirá sin reservas contra todo tipo de oposición (la pactista, la morena o la bronca utilitaria) para mantenerse en el poder.

Con la luz verde a la transa, emitida por el INE, el PRI peñista (dirigido en breve por Manlio Fabio Beltrones, cuyo yerno es senador por el PVEM) podrá diseñar sin contratiempos las estrategias que en 2018 le permitan alcanzar triunfos jurídicamente válidos. Por cierto, el llamado niño Verde, Jorge Emilio González Martínez, busca ser candidato a gobernador de Quintana Roo (entidad de la que es actualmente senador con licencia), mientras Manuel Velasco Coello, otro niño Verde, pretende ser candidato PRI-PVEM a la presidencia de la República en 2018, para lo cual reinstauró en Chiapas las peores prácticas de compra de voto y fraude electoral.

Pero no todo ha de darse por perdido. Desde algún lugar de las montañas de Atlacomulco se ha emitido una especie de manifiesto revolucionario que busca encontrar eco entre la juventud rebelde. El lic. Peña Nieto, acompañado de Chayo la Guerrillera (alias Sedesol), entregó el premio nacional de la juventud y allí reconoció que deseamos siempre, y lo digo por el sector o la parte de la sociedad que yo represento y de quienes tenemos mayor edad, deseamos siempre a veces (sic) el que la juventud no sea rebelde, no sea contestataria, realmente se amolde a las normas y principios que tenemos, pero nada más equivocado que ello. Y es que, según el Che de Los Pinos: lo que realmente siembra o se siembra en cada época y en cada era, esta constante de cambio y de mejora en una sociedad, es precisamente el impulso que le imprime nuestra juventud, a partir de esta actitud revolucionaria, contestataria, desafiante y de transformación a la sociedad que tenemos.

El Manifiesto Revolucionario de Los Pinos se produjo luego que uno de los jóvenes asistentes, identificado como Tito, regaló a Peña Nieto uno de los tres libros que el mexiquense asegura sí haber leído: “me entregó una Biblia y me dijo: ‘Después de leerla entendí muy bien por qué no importan las críticas, sino realmente el afán que todo mundo debe tener por servir y seguir sirviendo en todo momento’. Me dijo: ‘No haga caso de las críticas. Lea lo que le estoy entregando y encontrará una razón para siempre servir’”. ¡Amén, perdón: hasta mañana!

Twitter: @julioastillero

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