Especialistas de la UNAM, del Cinvestav y de Harvard forman equipo de trabajo
El núcleo supraquiasmático, su eje rector, integra información cardiovascular para una adecuada regulación de la dinámica de la sangre en armonía con la hora del día, explican
Jueves 13 de agosto de 2015, p. 2
Aunque se desconocen la causa y dinámica de la mayoría de las hipertensiones que se observan en la clínica, se ha visto que la presión arterial está influida por el sistema circadiano, encargado de mantener en equilibrio el funcionamiento del organismo según los ciclos de luz y oscuridad, que marcan el día, y cuyo eje rector está en el núcleo supraquiasmático (NSQ), grupo de neuronas localizado por encima de los nervios ópticos.
A partir de la hipótesis de que, como prácticamente cualquier estructura del cerebro, el NSQ necesitaría retroalimentación de otros órganos para funcionar correctamente, un grupo de científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politénico Nacional y la Escuela Médica de Harvard investigó si esa estructura está incorporada a un circuito cerebral que regule la presión sanguínea.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada tres adultos en el orbe tiene la presión arterial elevada, trastorno que, cuando no se controla, puede agravarse y aumentar el riesgo de sufrir un infarto al miocardio, un accidente cardiovascular o insuficiencia renal.
Sólo un pequeño porcentaje de las hipertensiones están asociadas a una enfermedad específica, un hábito crónico o al uso de ciertos medicamentos.
Hay varias teorías sobre las causas de la hipertensión. Se ha propuesto que algunos mecanismos que elevan la tensión arterial están exacerbados; por ejemplo, el sistema nervioso simpático que inerva los músculos lisos y el cardiaco, así como las glándulas de todo el organismo, que se activan en situaciones de estrés; algún daño en los vasos sanguíneos, o hipertrofia cardiaca, comentó David Centurión Pacheco, investigador del departamento de farmacología del Cinvestav, Sede Sur, y uno de los autores del estudio, publicado en la revista Neuroscience.
Por otro lado, agregó el también miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, antes de dicho trabajo había evidencia indirecta de la existencia de un vínculo entre los núcleos NSQ y otros en el cerebro que influyen en la presión arterial. Uno es el del tracto solitario (NTS), conjunto de neuronas involucradas en el sistema nervioso autónomo que recibe la información de las vísceras y que se localiza en el tallo.
Para probar estas ideas de manera directa, en sus experimentos los investigadores inyectaron marcadores moleculares en el NSQ, NTS y en el vítreo del ojo de ratas, les extrajeron el cerebro y analizaron, mediante técnicas de fluorescencia, si los marcadores revelaban un vínculo entre estas estructuras.
Adicionalmente, elevaron la presión arterial de diferentes grupos de roedores –un par de ellos lesionados en alguna de los dos núcleos– mediante la inyección de una sustancia vasoconstrictora, y emplearon otro marcador para registrar cómo cambiaba la actividad neuronal de ambos núcleos.
Gracias al movimiento de los marcadores encontraron que, como se sospechaba, hay una comunicación recíproca entre ambas estructuras neuronales, que la modificación de la presión arterial incrementa la actividad de éstas y que las lesiones en el NSQ la exacerban.
Los resultados muestran que el NSQ no solamente es un marcador del tiempo, como se sabía, sino, por retroalimentación, integra información cardiovascular para una adecuada regulación de la dinámica de la sangre en armonía con la hora del día, señalan los científicos en artículo.
Adaptación de la respuesta
Los investigadores también muestran que el NSQ adapta su respuesta basándola en información sensorial que le transmite el NTS.
Debido a que la respuesta del núcleo supraquiasmático también sincroniza los relojes periféricos del organismo, que tienen funciones regulatorias importantes a nivel de los órganos involucrados en el control cardiovascular, como en arterias, riñones y glándulas adrenales, se puede inferir que la sincronía entre el sistema cardiovascular y el NSQ es esencial para la homeostasis (estabilidad interna del cuerpo en respuesta a los cambios de su entorno) y, por tanto, la desincronización entre y/o dentro de este sistema puede al final resultar en el desarrollo de una enfermedad cardiovascular, agregan.
Sin embargo, el especialista en farmacología por el Cinvestav aclara que el núcleo del tracto solitario no es el único núcleo que regula la presión arterial, así que se podrían investigar otras estructuras, como el rostro lateral y a lo mejor otros mecanismos de regulación de presión arterial, como el sistema renina-angiotensina. Aún se pueden hacer otros estudios que complementen el nuestro
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