La posibilidad de que América Latina y el Caribe se sumen exitosamente a la corriente de la revolución digital pasa por no sólo comer tecnología, sino cocinar tecnología y aumentar las inversiones en el desarrollo tecnológico, que actualmente no son ni una gota de agua, sostuvieron especialistas tras insistir en fortalecer la equidad, para que la tecnología esté a disposición de todas las personas.

Al continuar los trabajos de la quinta conferencia ministerial sobre la Sociedad de la Información de América Latina y el Caribe, Raúl Katz, director de estrategia de negocios en el Instituto Columbia –Columbia University, Estados Unidos– alertó sobre los bajos niveles de inversión de los diferentes gobiernos de la región, así como de la iniciativa privada, para el desarrollo tecnológico, que frente a países desarrollados no es ni una gota de agua.

Mencionó que el sector público en América Latina invierte en investigaciones para el sector digital 20 mil millones de dólares, “pero enfrenta duplicidad de funciones, ineficiencia y falta de claridad sobre el destino de los fondos, mientras el sector privado invierte en incubadoras de negocios digitales apenas 35 millones de dólares a escala continental.

El capital de riesgo en América Latina es de 421 millones de dólares, eso puede ser una gota de agua, pero cuando normalizamos esa cifra por habitante, en América Latina estamos en 1.67 dólares por habitante de capital de riesgo, cuando en la India tiene 5 dólares por habitante, o China 15 dólares por habitante, dijo.

Otro tema a discutir, añadió, es decidir, como región, hacia dónde se van a destinar los recursos para la innovación tecnológica. Es ridículo pensar en crear un Google azteca o criollo, pero se pueden aprovechar plataformas globales como Facebook, Wikipedia o Google para cuestiones regionales.

A su vez Silvia Bidart, directora general de la Federación Latinoamérica, el Caribe, España y Portugal de Entidades de Tecnologías de la Información, convino en que deben entenderse y afrontarse las asimetrías que presentan los gobiernos de la región en esta materia, determinada por la voluntad política de los gobiernos, su capacidad institucional y la posibilidad de ejecutividad de la industria.

Cuando el tema de la innovación tecnológica está más arriba en el organigrama del Estado, más oportunidad tendrá ese país de hacer un salto hacia adelante. Se requiere capacidad de trabajar en conjunto sobre un plan estratégico y de acción. ¿Cuántos países tienen ya instrumentada la factura electrónica? ¿Cuántas historias clínicas hay en red? ¿Hay banda ancha accesible y universal? Esos son los asuntos que se deben resolver en conjunto, apuntó.