Brasilia.

El gobierno de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien enfrenta un índice de 71 por ciento de desaprobación, el mayor de un gobernante desde el retorno a la democracia en los años 80, sufrió otro revés luego de que la Cámara de Diputados aprobó este jueves, con el aval de legisladores del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), una medida para subir el salario de los funcionarios de la Abogacía General de la Unión.

Se trata de una enmienda constitucional que vincula los sueldos de abogados públicos y comisarios de la policía a los que reciben los ministros del Supremo Tribunal Federal, que es de 33 mil 700 reales (unos 9 mil 900 dólares) mensuales.

Este medida representa una dura derrota al gobierno de Rousseff, que lucha por reducir gastos públicos.

El gobierno trató de evitar la aprobación del proyecto de enmienda constitucional, que tendrá un impacto de unos 720.5 millones de dólares en las arcas públicas, indicó el ministro de Planificación, Nelson Barbosa.

La votación fue el primer punto de la agenda bomba que el Congreso prevé imponer en el segundo semestre del año al Ejecutivo, y que incluye medidas de boicot a la política de austeridad propuesta por el ministro de Hacienda, Joaquim Levy.

Laboristas rompen la coalición

El gobierno de Rousseff tuvo otra mala noticia: el anuncio del Partido Democrático Laborista (PDL) de romper, de momento, con la coalición oficialista. Nos tomamos un tiempo para discutir la relación con el gobierno. Mantuvimos esta bancada con esfuerzo, pero el gobierno no muestra sensibilidad, dijo el líder del PDL en la Cámara de Diputados, Jovair Arantes.

La cámara baja dijo que analiza 13 solicitudes de juicio de destitución contra la presidenta, que se suman a otras cuatro ya rechazadas este año, en medio de una reprobación de su gobierno con 71 por ciento, frente la 65 de junio, según un sondeo del instituto privado Datafolh.

Los que piden su destitución representan 66 por ciento de los encuestados, mientras en abril era 63 por ciento. Ese índice de rechazo superó el que registró el ex presidente Fernando Collor de Mello (1990-1992) en vísperas de ser destituido, que llegó a 68 por ciento.

El vicepresidente Michel Temer aseguró que la crisis política y económica del país es pasajera y que la presidenta Rousseff recuperará su popularidad, al hacer un llamado a la unidad de las fuerzas políticas y al diálogo para superar la crisis.