Carlos Navarrete pondrá a disposición del Consejo Nacional (CN) su cargo de presidente del PRD. Será mi contribución personal y política al esfuerzo por transformar al partido; hay que sacudir al árbol en serio, dijo.

En conferencia de prensa y en respuesta a lo que calificó de rumores, chismes, entrevistas a modo y filtraciones deformadas de documentos, expuso que también pedirá, hoy, a los 22 integrantes del Comité Ejecutivo (CE) que pongan sus respectivas carteras a consideración de los consejeros, quienes se reunirán este viernes y sábado para evaluar la situación del partido.

Visiblemente molesto por la filtración del documento (nota de ayer en La Jornada), cuya autoría reclamó, Navarrete Ruiz insistió en que la autocrítica plasmada en el escrito Propuestas para fortalecer al PRD no tendrá fuerza, ni calidad moral ni política si no pongo mi cargo a consideración del CN, y si no hay cambios en las direcciones estatales, particularmente en las que terminaron actuando como si fueran autónomas del partido y se sometieron a los intereses de los gobiernos de partidos contrarios al PRD.  

De aprobarse la renuncia del CEN, en el Congreso Nacional que se llevará a cabo a principio de la segunda quincena de septiembre deberá determinarse el relevo emergente y decidir si éste concluye hasta finales de 2017, es decir, dentro del periodo correspondiente a la dirigencia encabezada por Navarrete.

Ayer, después de distribuir a la prensa una fotocopia del documento de nueve cuartillas, Navarrete Ruiz sostuvo que durante un mes el escrito fue discutido por los integrantes de todas las corrientes políticas internas del partido; todavía está sujeto a modificaciones en estos dos días previos al CN.

El también integrante de la expresión política Nueva Izquierda aseguró que durante su gestión –menos de un año– no fue vocero de ninguna corriente; justificó la existencia de ellas, pero, aclaró, están obligadas a transformarse, pues llegó el momento de que los intereses del partido se coloquen por encima de las presiones internas.

Afirmó que ninguna de las diversas corrientes del partido ha rechazado la propuesta de transformación del PRD, el cual –refirió– se ha debilitado desde 1991 y no a partir de 2008, cuando los integrantes de Nueva Izquierda asumieron la dirección del PRD. Aceptó que su situación se ha agravado porque no hubo capacidad para ofrecer cambios de fondo debido a prácticas y lastres en la vida interna del partido.

Todos, sostuvo, han aceptado que llegó el fin de una etapa, que el PRD requiere revisarse y replantearse, y por eso hay que trazar una ruta de renovación de las direcciones, estatales y nacional; no hay que aferrarse al cargo, el interés debe ser rencontrarse con el electorado. Urge una estrategia en la perspectiva de las elecciones presidenciales de 2018 y las 12 para gobernador, así como para la intermedia local en 2016 y las de 2017, en la que la elección de gobernador del estado de México es fundamental.

Navarrete afirmó que el documento y la determinación de que el servicio electoral del partido sea el responsable de definir el proceso de elección de los coordinadores de la fracción parlamentaria en la Cámara de Diputados, Senado y Asamblea de Representantes no es un ajuste de cuentas, sino una actitud de reflexión y autocrítica.

Se dijo satisfecho de su gestión como dirigente del PRD, ya que el barco no zozobró, aunque en el documento se reconoce que la dirección nacional no acordó ni discutió con los gobiernos locales emanados de sus filas acciones de políticas públicas, ni verificó que se cumplieran con los compromisos hechos en campaña.