Violencia en la capital
Huellas del crimen organizado
Más vale rectificar
l problema que para las autoridades significa el crimen múltiple de la colonia Narvarte, donde fue ultimado un fotorreportero, traerá consecuencias graves para el gobierno del estado de Veracruz o para el de Miguel Ángel Mancera, aquí en la ciudad de México.
Vamos a ver: si como casi todo mundo advierte, en el crimen contra el fotorreportero se comprueba que el gobierno veracruzano jaló el gatillo, la renuncia del mandatario, Javier Duarte Ochoa, deberá presentarse ya, de inmediato, para que las consecuencias legales del hecho se le apliquen sin que el fuero que le da el cargo que desempeña sea impedimento.
Sí, por el contrario, el asunto tiene que ver con drogas, las hipótesis, repetidas una y otra vez por el gobierno de esta ciudad, en las que no se admite la presencia del crimen organizado en la capital del país, se vendrán por tierra. Ya no se puede sostener, de ninguna forma, que en el DF no actúan mafias de la droga; por el contrario, lo que deberíamos saber es qué se está haciendo para prevenir y erradicar este mal, que carcome la entraña del país.
Hay datos que hacen pensar que en el crimen la presencia de Rubén Espinosa fue fortuita, o cuando menos eso es lo que se nos está haciendo creer. Resulta que el fotorreportero se contactó con un muy viejo conocido, un amigo de sus años de primaria. Platicaron, todo indica que fueron varias horas en las que intercambiaron puntos de vista. Se sabe que tenían varios años sin verse. Los dos amigos salieron del edificio de departamentos marcado con el número 1909 de la calle Luz Saviñón, para dirigirse a la estación Etiopía del Metro.
Todo parecía indicar que los dos entrarían a la estación. No obstante, Rubén se despidió de su amigo –este personaje ya fue identificado por las autoridades– y regresó al edificio citado. Horas después fue asesinado de un tiro en la nuca. Esa información, según se nos han dicho, podría establecer nuevas hipótesis que llevarán a aclarar el crimen, y esa línea de investigación, como se dice en el jerga judicial, está caminando.
Además, no se puede dejar de lado que el único detenido, un hombre de 42 años de edad que estuvo preso en el Reclusorio Norte, sentenciado por el juzgado 6 a nueve años y medio de prisión por los delitos de robo y violación, y que obtuvo su libertad en 2005, es el mismo que jalaba la maleta que, se dice, estaba en el departamento donde se cometió el crimen, y en la que al parecer no había nada que pudiera ofrecer mayor información que la que ya se tiene, aunque, se dice también, en esa maleta iban los teléfonos celulares de las víctimas, entre ellos el de Rubén Espinosa.
Por lo que hace a la joven de nacionalidad colombiana, se habla de que podría ser el objeto principal del multihomicidio, porque hay quienes aseguran que jugaba un papel de enlace del narcomenudeo, cosa que no está comprobada, aunque sí se halló mariguana en el departamento, sin que se pueda establecer, por el momento, si los asesinados la consumían.
Otro dato importante es la posesión del Ford Mustang. El automóvil lo tenía en uso la colombiana, aunque el dueño es, como ya se ha dicho, un fantasma de nombre Sergio Cervantes Conde. En el Instituto Nacional Electoral hay poco más de cien personas con el mismo nombre, pero el dueño del vehículo no vive en la dirección en la que registró el auto, nadie lo ha visto ni nadie sabe de él.
Lo más interesante de este dato es que a la dirección que señala la tarjeta de circulación del Mustang, donde habita una familia típica de la ciudad de México, llegan documentos de banco y de otros vehículos a nombre de gente que nunca ha pisado el lugar, lo que indica que hay documentos falsos, como recibos de pago del predial, que han sido presentados en las instancias de crédito o de venta, que ampararon a quienes pidieron crédito o compraron, lo que sólo hacen personas expertas en falsificación o fraude.
Hoy, los datos pueden señalar que el crimen organizado actúa o empieza a actuar en esta ciudad, y que ya se había anunciado con el asunto del bar Heaven, la abierta y obvia venta de drogas en los estacionamientos de la Zona Rosa y el crimen cometido en contra de una empresaria a quien un sujeto cubierto con un casco de motociclista le disparó en la cabeza.
Hay, desde luego, muchos otros datos que pudieran configurar la hipótesis de que en el DF ya actúa el crimen organizado, y si es así, los ciudadanos deberían saberlo para que se tomen todas las precauciones que amerita tal peligro, así que más vale la verdad a tiempo que lamentos tardíos.
De pasadita
Así que José Ramón Amieva, secretario de Desarrollo Social del DF, de quien sus subordinados afirman que será el candidato a gobernar la ciudad, asegura que no se van a homologar los padrones federal y local de los servicios sociales que otorgan uno y otro a la población, o mejor dicho: lo que Joserra quiso decir es que el delegado de la Sedesol en el Distrito Federal, Sixto Hoyos, es un mentiroso. ¡Qué vergüenza!