Washington.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, calificó este lunes el cambio climático de uno de los desafíos claves de nuestro tiempo, al anunciar un fuerte programa para luchar contra el efecto invernadero, que obligará a las centrales eléctricas que utilizan carbón a reducir sus emisiones contaminantes en 32 por ciento en los próximos 15 años.

La Unión Europea (UE) saludó inmediatamente el plan de Obama y lo calificó de paso positivo hacia adelante.

Sin embargo, varios detractores (entre quienes se encuentran legisladores republicanos, precandidatos presidenciales como Jeb Bush, gobernadores y empresas del ramo) anunciaron que demandarán al gobierno para frenar su iniciativa.

No existe un desafío que represente amenaza mayor para nuestro futuro y las generaciones futuras que el cambio climático, dijo Obama al presentar en la Casa Blanca su primer plan para limitar las emisiones resultantes de la generación de energía en el país. Advirtió que si no se actúa ahora se corre el riesgo de llegar tarde a la pelea, porque además no existe un plan B.

Esta es una de esas raras ocasiones, debido a su magnitud y alcance, en las que si no hacemos las cosas bien, no será posible revertirlas. Y podríamos no ser capaces de adaptarnos a ellas, subrayó. Yo no quiero que mis nietos no puedan nadar en Hawai, no puedan escalar montañas o ver los glaciares porque no hicimos nada, dijo.

Reconoció que enfrentará resistencia de los críticos y de quienes ponen en duda el efecto de las emisiones contaminantes sobre el cambio climático, equiparando las excusas con la inacción. Sólo tenemos un hogar, un planeta... Somos la primera generación que siente el impacto del cambio climático y la última generación que puede hacer algo al respecto.

El mandatario demócrata anunció que los propietarios de las plantas generadoras de energía deberán recortar 32 por ciento sus emisiones de dióxido de carbono para 2030 respecto de los niveles de 2005. Su iniciativa alienta a las empresas energéticas a realizar mayores esfuerzos para trasladarse a la energía solar o eólica y pide abandonar el carbón y el gas.

Las plantas de generación de energía eléctrica son responsables de cerca de 40 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono de Estados Unidos, el principal gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático. Según los científicos, el aumento de la temperatura en el mundo no debería superar 2 grados celsius, para evitar fenómenos climáticos catastróficos.

Otorga a los estados dos años adicionales, hasta 2032, para cumplir, accediendo a las quejas de que la fecha límite originalmente planteada estaba muy próxima. Los estados también contarán con un año adicional para presentar a Washington sus planes de implementación, y aquellos que cumplan más pronto serán recompensados.

Reunión en París

Este mes, Obama visitará el estado ártico de Alaska para llamar la atención sobre el impacto del cambio climático. En septiembre recibirá al papa Francisco en la Casa Blanca, donde se prevé que ambos hagan un apasionado llamado a la acción. Y en diciembre, representantes de todo el mundo se reunirán en París para discutir a fondo las medidas diseñadas para limitar el aumento de la temperatura mundial.

En el Congreso, controlado por los republicanos, la iniciativa fue calificada de extralimitación de un presidente de mano dura. Entre sus críticos figura el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, de Kentucky, estado rico por su carbón. El líder de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, acusó a Obama de elegir un legado verde en lugar de una economía en crecimiento.

Un grupo de presión pro carbón (American Coalition for Clean Coal Electricity) amenazó con probables acciones legales. El gobierno de Obama está poniendo en marcha un plan ilegal que aumentará los costos de la electricidad y dejará a la gente sin empleo, aseguró.

La Casa Blanca señaló que el ahorro de una familia promedio será de 85 dólares al año en electricidad hasta 2030, y recibió el apoyo de la precandidata demócrata Hillary Clinton.