Costos de insumos también se reflejarán en el precio final al consumidor, señalan consultores
Martes 4 de agosto de 2015, p. 23
El incremento en los precios, resultado de la devaluación del peso, ya repercute en algunos productos importados, entre ellos electrodomésticos y alimentos; sin embargo, se reflejará más con el aumento en los costos de producción por la necesidad de importar insumos como aluminio, plástico, aceros y químicos, advirtió Consultores Internacionales.
Es claro que un aumento en los costos de producir un bien se transmitirá casi completo a su precio final al consumidor, lo que impactará en la inflación
, indicó la firma.
Adelantó que actualmente el índice nacional del precios al consumidor (INPC) se ha mantenido en una tendencia moderada alrededor del objetivo del Banco de México, principalmente por la disminución en la actividad económica que reduce presiones de demanda.
Sin embargo, alertó que cuando se agoten los inventarios y se empiece a comprar insumos importados, se empezarán a manifestar las presiones sobre los precios.
Destacó que la significativa caída en los precios del petróleo a escala mundial en niveles de 110 a menos de 50 dólares por barril en sólo seis meses (situación que persistirá al menos en el mediano plazo) plantean riesgos en las finanzas públicas, cuya dependencia de los ingresos fiscales petroleros es de cerca de 35 por ciento.
Devaluación por petroprecios
En un análisis sobre la actual coyuntura económica la consultora señaló que la caída en los precios del petróleo también ha influido en el desplome del tipo de cambio, pues bajo un régimen de libre flotación cambiaria, se registra correlación negativa entre la paridad peso-dólar y los precios del petróleo.
Cuando los petroprecios caen, la divisa mexicana se deprecia frente al dólar
, refiere.
La empresa señaló que dicho fenómeno se manifiesta en gran medida por la variación en los flujos de los ingresos del gobierno que recibe de las exportaciones petroleras que si bien en términos de comercio exterior se registran en dólares, en términos de ingresos fiscales son expresados en pesos, por lo que una depreciación del peso frente al dólar repercute en los flujos.
Precisó que otro de los efectos de la volatilidad en los mercados internacionales sobre la economía mexicana, se presenta en el recorte y en la dilación en ejercicio del gasto público, pues por un lado los programas de gobierno, sobre todo los sociales, se han visto y se verán recortados en su presupuesto y sus alcances, lo que impacta directamente a los más pobres.
Por otra parte, las empresas proveedoras ya acusan problemas de liquidez al no recibir los pagos a tiempo, lo que afecta más a las pequeñas y medianas empresas (Pymes), que tienen que recurrir a los despidos, otro impacto sobre los mexicanos con menos recursos.
Consultores Internacionales consideró que ante el panorama actual se debe plantear una política económica integral, que además de una adecuada instrumentación de la política monetaria, exista una coordinación con las políticas hacendaria e industrial hacia un mayor impulso al crecimiento de la actividad económica.
Más actividad manufacturera
Por su parte, el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) informó que la actividad manufacturera, principal generadora de valor agregado en la economía, se está expandiendo, aunque a una tasa de crecimiento incipiente, mientras el sector servicios se mantuvo por tercer mes consecutivo sin cambio, lo que sugiere que la recuperación del mercado interno en general no es vigorosa y se estancó durante julio.
El comité del indicador IMEF resaltó este lunes que la inflación está procediendo en los últimos meses a tasas por debajo del 3 por ciento (la meta del Banco de México), lo cual es muy favorable para la actividad económica.
No obstante, destacó la preocupación por la volatilidad cambiaria y que pudiera próximamente presionar los precios al alza.
El organismo indicó que si bien hasta ahora no se ha observado un traslado de la depreciación del tipo de cambio a la inflación, hay que permanecer muy atentos
, sobre todo observando la evolución del componente de las mercancías de la inflación subyacente, y en especial su subcomponente de los alimentos, donde pudiera reflejarse la presión cambiaria.