Ser otro. Abandonar un estatus y asumir uno distinto para pertenecer a una comunidad cerrada mediante un proceso que la antropología llama rito de paso. Se trata de una práctica que algunos deportes exigen como formas de iniciación para los aspirantes. El futbol americano incluye estos procesos entre sus tradiciones para aceptar a los novatos.

Un aspirante a jugador, a veces, es sometido por los veteranos a pruebas de resistencia y vejaciones para demostrar coraje y fuerza que lo hagan merecedor de ser parte del equipo.

Las pruebas pueden incluir soportar el dolor, recibir golpes con chanclas en el trasero hasta sangrar la piel, cortar el pelo a rape, baños de agua helada, ejercicios extenuantes en jornadas hasta de 10 horas, saltos en fosas de clavados desde plataformas de cinco o 10 metros; también son desnudados y pintados para escarnio de los mayores.

Al final el novato es aceptado y representa un orgullo soportar el suplicio: se gana el respeto de quienes le anteceden en el equipo.

Hace una semana jugadores de Pumas CU realizaron su tradicional novatada en las instalaciones de Ciudad Universitaria. Juan Francisco Espinoza fue cubierto con pintura en aerosol y soportó la agotadora sesión, pero resultó con quemaduras en la piel, según un comunicado de la UNAM del 30 de julio. El joven llegó grave al hospital Adolfo López Mateos del Issste con signos de intoxicación y neumonitis. Ayer fue dado de alta.

El comunicado de la universidad concluye que tras ese incidente se cancela cualquier actividad del proceso de iniciación que ponga en riesgo la salud de nuestros jugadores, y advierte que en adelante serán reguladas y supervisadas por un equipo médico.

Ricardo Márquez Orozco, ex jugador y ex coach de Pumas CU, considera que esos procesos se han descuidado durante décadas. En ese limbo –explica– es donde se pueden gestar accidentes como el que ocurrió hace una semana.

Aunque el ex coach reconoce cierta responsabilidad de los encargados del equipo al no supervisar lo que ocurrió, advierte que no deben hacerse juicios desde el desconocimiento o satanizar un deporte o a un equipo.

La novatada permite construir una identidad necesaria para integrar un equipo, dice Márquez. “Es la línea que divide al que pertenece de los otros; es un motivo de ‘orgullo’ pasar esa prueba”.

Indica que hay un elemento formador en la novatada, pues exige una demostración de rudeza mental y física necesaria en el campo de juego. En ese sentido, piensa que esos ritos permiten la integración porque igualan al novato con el veterano.

Yo soy partidario de que sea posible mantener esta tradición, pero que sea regulada para que no ponga en riesgo la salud del jugador, expone. Y tampoco que se convierta una condición sin la cual se prohíba jugar, porque hay jugadores que no pudieron entrar a la liga mayor porque no aceptaron la novatada.

El significado que tienen estas prácticas –en opinión de Márquez– sólo está al alcance de quien pertenece a estas comunidades. Reconoce que no entiende por qué, pero está orgulloso de haber soportado su novatada, que incluyó ser bajado de un árbol con disparos de rifle de diábolos.

Quienes están a cargo del equipo tienen que asomarse de vez en cuando a lo que sucede en esas prácticas y analizar para evitar esos accidentes, advierte.

Mientras tanto, Pumas CU sigue con su trabajo. En los campos de entrenamiento resplandecen algunas cabelleras amarillas que pasaron por la prueba. Se ven orgullosos de estar en el equipo. Se sienten parte de una comunidad: comparten el espíritu y el malestar porque durante unos días fueron noticia por un accidente.