Transexuales exigieron a la cúpula de la Iglesia católica en el país poner fin a la violencia verbal, la discriminación y la promoción de odio hacia este sector en nombre de Dios.

En una protesta realizada a las afueras de la Arquidiócesis de México, las inconformes expresaron que con criticar y denostar a la comunidad LGBT, su férrea oposición a las uniones de parejas del mismo sexo y a que éstas adopten niños, la jerarquía católica incita a que ocurran de crímenes de odio.

Diana Sánchez Barrios, fundadora de la ONG ProDiana y promotora de la ley de identidad de género en el Distrito Federal, dijo que en semanas pasadas en Guadalajara, Chihuahua, Durango y Sonora, altos mandatarios religiosos realizaron declaraciones y acciones peligrosas.

Todas estas, convocatorias promovidas por el cardenal Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).

En un escrito que entregaron a las oficinas de la arquidiócesis –el cual fue sellado de recibido–, indican que estas acciones son claramente violatorias a los artículos primero, 24 y 130 constitucionales y solicitan verificar y castigar la conducta de Robles Ortega; obedecer las declaraciones papales sobre abstenerse de discriminar y juzgar a los homosexuales, así como a no ser cómplices de los crímenes de odio mediante la incitación de su grey.

Sobre todo, exhortaron a cumplir los principios cristianos de amor al prójimo.

Con pancartas en las que se leía: Nosotras también creemos en Dios; Dios no juzga, nos juzga el ser humano, y Respeto al Estado laico, señalaron que en los próximos días realizarán una marcha en el Distrito Federal y acudirán a la Secretaría de Gobernación. Asimismo, advirtieron que de no haber respuesta instalarán un plantón frente a la Catedral Metropolitana.

También criticaron las publicaciones que emite la arquidiócesis en su semanario Desde la Fe, en las que se opone a la adopción de niños por parejas homosexuales.

Se refirieron a cinco artículos sobre este tema, uno de los cuales indica que la Iglesia ve con preocupación cómo desde hace años se ha puesto en marcha un programa cuidadosamente diseñado para cambiar la mentalidad de la gente en relación con la homosexualidad, a fin de que ahora muchos aprueben y defiendan una conducta que antes instintivamente rechazaban.