Con el propósito de identificar, cuantificar y proporcionar información científica de calidad sobre los aspectos más relevantes del impacto del cambio climático global en ecosistemas costeros sensibles de México (aumento de la temperatura, del nivel del mar, la acidificación y la hipoxia, esta última reducción del oxígeno), el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) puso en marcha el observatorio costero en Mazatlán (estero de Urias).

El proyecto pretende sentar las bases metodológicas para identificar modificaciones en las condiciones ambientales, como la hipoxia, problema que crece a escala del planeta y se piensa que las repercusiones sobre las pesquerías pueden ser significativas en el futuro.

En las dos unidades del ICML

Se trata de un modelo que extenderemos a las dos unidades foráneas del instituto (Ciudad del Carmen y Puerto Morelos) para tener tres puntos estratégicos: Golfo de México, Caribe y Pacífico, donde podamos observar qué ocurre en realidad, explicó Joan Albert Sánchez Cabeza, responsable del proyecto Cambio Climático y Global del ICML.

Lo anterior se logra por medio de la recopilación de información histórica, la medición de indicadores físico-químicos de la columna de agua (temperatura y salinidad) mediante sensores y de parámetros relacionados con la acidificación e hipoxia (pH, oxígeno disuelto), así como con la caracterización microbiológica de muestras discretas (plancton), explicó el doctor por el Colegio Universitario de Dublin, Irlanda.

El observatorio recopilará datos de los indicadores del cambio global procedentes de medidas pasadas, imágenes satelitales y de sensores que realizan mediciones de forma permanente.

El propósito es crear una red de vigilancia costera a largo plazo, que pueda ampliarse y perfeccionarse en función del conocimiento y los recursos disponibles; además, que permita consolidar y difundir, mediante una base de datos accesible, la información obtenida.

Se hará un esfuerzo especial para promover la transferencia de información a las instancias encargadas de la toma de decisiones socioeconómicas en México (municipales, estatales y federales), así como a la sociedad en general.

Con ello intentamos crear un cuerpo de conocimiento que se pueda mantener a largo plazo y que trascienda; un esfuerzo que permanezca décadas y permita empezar a saber qué pasa con nuestros sistemas costeros, vulnerables por el desarrollo turístico y otros impactos.

En la actualidad, se dispone de un conjunto de sondas que miden, de forma sincronizada y en diferentes lugares, parámetros. Este observatorio funciona como una estación meteorológica, pero en el agua. Hace posible obtener información cada media hora (recogida cada tres meses) de lo que ocurre en ese sistema.

Acopiamos la información periódicamente y la almacenamos en una base de datos; en breve, esta última estará disponible al público, finalizó.