El maquillaje
l medio villano del escandaloso juego contra Panamá, Andrés Guardado, abrió este domingo el camino al triunfo de un Tri que no acaba de encontrar la cuadratura al círculo. No fue necesaria la ayuda arbitral, por suerte.
Fue un partido corrientito, parecido a los que padecemos en la Liga Mx, pero los hombres de Miguel Herrera dieron otra imagen, menos abollada que la mostrada en los partidos previos. Más organizados y compactos, supieron resistir el vendaval jamaiquino desatado durante los primeros 15 minutos de juego.
De todas maneras la alerta roja ya se disparó: se acabó el cuento de que México es el gigante de la Concacaf. Haber ganado la Copa Oro es un bálsamo, pero dormirse en los laureles, algo que nos encanta, será catastrófico.
El crecimiento futbolero de Jamaica y de otros equipos del área es inversamente proporcional al decrecimiento del Tri y de nuestro futbol en general. Mal harían los negados directivos del futbol nacional mirando hacia otro lado, haciéndole al avestruz. El mal es estructural y así hay que enfrentarlo.
Casi imposible revertir la tendencia mientras nuestro futbol esté en manos del duopolio televisivo. Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego son intocables, en esa y en otras muchas materias. No hay reforma que pueda con su supremo poder transexenal. Y no es responsabilidad de ellos, sino de quienes se lo permiten.
Y qué decir del inicio de la Liga Mx, con los capitalinos y millonarios América y Cruz Azul, acompañados de ese calamitoso equipo llamado Chivas, haciendo el ridículo. Cierto que es el primer partido, pero siempre acudimos a esa cantinela y al final nos quedamos como al principio: perplejos y enfurecidos.
Siguen gastándose millones y millones fichando jugadores extranjeros que, en su inmensa mayoría, sirven para engrosar las billeteras de algunos directivos, de los representantes y de los propios jugadores que, según lo sabido, son los que menos se llevan del jugoso pastel.
Poco o nada aportan, salvo muy contadas excepciones. Si toda esa plata se dedicara a cuidar los viveros del futbol nacional jugadores como Hugo Sánchez, Luis García, Andrés Guardado, Javier Hernández, Héctor Herrera, Carlos Vela o los hermanos Dos Santos no serían de generación espontánea.
Ahí abajo está el potencial.
Twitter: @josetxoZ