Rechazo a judíos ortodoxos que exigen su derecho a rezar en el lugar
una escalada peligrosaFoto Ap
Lunes 27 de julio de 2015, p. 21
Jerusalén.
La policía israelí ingresó este domingo en la mezquita de Al Aqsa, tercer lugar sagrado del islam situado en Jerusalén este, para desalojar a un grupo de palestinos amotinados en el recinto con bombas molotov y piedras, que protestaban en rechazo a la presencia de los judíos ortodoxos que visitaban el lugar por la festividad judía de Tisha B’av, explicó el vocero de la policía Micky Rosenfeld.
Durante el desalojo del recinto, que forma parte del complejo religioso de la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, donde se ubican el Muro de los Lamentos y la Cúpula de la Roca, varios agentes resultaron heridos.
Para prevenir que hubiera más policías lastimados, las fuerzas policiales cerraron las puertas de la mezquita con los amotinados dentro
, explicó Rosenfeld. Una fuente del gobierno palestino dijo que decenas de policías con armas largas ingresaron al complejo, atacaron a los fieles y clausuraron las puertas.
El movimiento islamita Hamas, que controla la franja de Gaza, advirtió que la entrada de la policía israelí representaba una escalada peligrosa
.
La Explanada de las Mezquitas, a la que los judíos llaman el Monte del Templo y consideran su primer lugar sagrado, es administrada por un statu quo heredado del conflicto de 1967, según el cual judíos y musulmanes pueden acceder, pero los judíos no tienen derecho a rezar.
Sin embargo, la madrugada del domingo varios judíos celebraron el Tisha B’av, que conmemora en su calendario la destrucción de los dos templos que se encontraban en la explanada y de la que el último vestigio es la parte baja del Muro de las Lamentaciones.
Miles de judíos se reunieron ante el muro, sin incidentes, pero otros más radicales intentaron rezar en los accesos de la explanada, lo que motivó los enfrentamientos.
Los palestinos acusan a Israel de plegarse a la presión de los judíos ultraortodoxos, que reclaman su derecho a rezar en la explanada. Israel asegura que no quiere modificar el statu quo pero existe un movimiento ultrareligioso, representado por varios diputados israelíes, que milita por el derecho de los judíos a rezar en la explanada.