El sobrepeso acelera la llegada de la pubertad, destaca
En cinco décadas bajó de 13 a 10 años el promedio de la menarca
Jueves 23 de julio de 2015, p. 34
Los cambios en el ambiente, así como en la alimentación, actividad física y hábitos de sueño, entre otros, ocurridos en las pasadas cinco décadas han traído alteraciones en el crecimiento de los niños, que ahora llegan a la pubertad a edades más tempranas y en forma acelerada. Una de las principales complicaciones de este fenómeno es la deficiencia en el crecimiento, es decir, la baja estatura.
Arturo Ayala, endócrinólogo pediatra, explicó que el origen del problema está en la deficiente producción en el organismo de la hormona de crecimiento por diversos factores. Una muestra evidente, señala, está en que mientras en los años 70 la primera menstruación de las niñas se presentaba en promedio a los 13 años, en la actualidad es a los 10.
Una de las causas de este cambio es la obesidad. Una niña con exceso de peso corporal afecta los niveles de la hormona de crecimiento y tiene 45 veces más posibilidades de iniciar la menstruación a los 10 años. Esto es porque para compensar, el organismo recurre a los estrógenos. De ahí la menarca temprana.
En lo inmediato, el impacto se refleja en la talla baja y a largo plazo con la modificación del periodo fértil para las mujeres, pues menstruar a temprana edad se traduce en una menopausia también temprana
, advirtió el experto.
En conferencia, el especialista señaló la importancia de vigilar el crecimiento de los niños, que debe ser de alrededor de 6 centímetros por año en condiciones normales y, en su caso, tomar medidas para que bajen de peso, por ejemplo, antes de los seis años de edad. Esta es una manera de que los menores, principalmente las niñas, tengan una pubertad sin alteraciones y que el estirón
en su talla alcance los niveles normales en esta etapa.
Resaltó la importancia de evitar decisiones sin la supervisión de un médico especialista, a fin de evitar otro tipo de problemas como hacer que los niños ya en la pubertad –a partir de los 8 años– restrinjan su alimentación para bajar de peso. Eso no se debe hacer porque se genera otro tipo de alteración metabólica y hormonal y los niños dejan de crecer.
En tanto, la desnutrición por más de seis meses en cualquier niño tiene un impacto negativo en su crecimiento, lo mismo que el estrés, la carencia de afecto, los conflictos familiares y los problemas de adaptación en la escuela, donde se incluye el bullying, también afectan negativamente el crecimiento.
El problema es que estos factores son comunes en la sociedad. Por eso esta es una generación que crece distinto, afirmó Ayala. También las alteraciones del sueño afectan su desarrollo.
La realización de actividad física, de dos a tres días a la semana durante 30 minutos y evitar la exposición a monitores (televisión, celulares o tabletas) por periodos mayores a dos horas son algunas de las medidas útiles para un sano crecimiento.
Ayala también advirtió que por falta de información, los padres de familia pueden caer en errores como abusar del consumo de sustancias, incluida la hormona de crecimiento, con la falsa idea de que sus hijos serán altos por ese solo hecho, cuando puede haber una variedad de factores que afectan su desarrollo.