Madrid.

El rey de España, Felipe VI, recibió ayer en el Palacio de la Zarzuela al presidente de Cataluña, Artur Mas, en plena ofensiva independentista y con la tensión en aumento entre Madrid y Barcelona, de cara a las elecciones autonómicas del próximo 27 de septiembre.

En un encuentro formal y secreto que duró una hora y 20 minutos, Mas advirtió que visitaba al monarca en son de paz y para cumplir con el protocolo, mientras desde el gobierno español, presidido por Mariano Rajoy, se insistió en atacar con dureza la hoja de ruta planteada por los partidos y asociaciones ciudadanas para la creación de un Estado propio.

El 27 de septiembre será un día clave en Cataluña y España, ya que en los últimos dos años la sociedad catalana ha reclamado de forma mayoritaria y masiva su poder para votar en un referendo su vinculación al Estado español.

El presidente Mas impulsó además una lista unitaria, integrada por formaciones políticas como Convergencia Democrática de Cataluña y Esquerra Republicana de Cataluña, así como por personalidades de la sociedad civil catalana que luchan por la independencia.

En Barcelona, Francesc Homs, consejero de la Presidencia, insistió en la intención del gobierno catalán y de las formaciones políticas que apoyan el proceso a dar voz a la sociedad catalana mediante el voto.

Nosotros admitiremos todos los resultados electorales, porque lo que es sagrado es lo que sufragan los ciudadanos de Cataluña. No sé si el resto aceptará el resultado. Nosotros, sí. Voten lo que voten. Si el pueblo, ante esta eventualidad, a la hora de sufragar considera que puede haber una alternativa mejor, ya lo decidirán.

Homs advirtió que el plan soberanista tiene varios objetivos: primero, buscar un buen resultado en las elecciones de septiembre; segundo, hacer una campaña y una explicación del sentido que tiene la independencia desde todos los puntos de vista (social, económico, justicia); tercero, si hay mayoría independentista, “aplicar la hoja de ruta para tirar adelante el proceso con escenarios que se irán proyectando en el tiempo”.

En un síntoma del aumento de la tensión entre Madrid y Barcelona, la vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, advirtió: Nadie está por encima de la Constitución ni de las leyes, que es como decir que está por encima de la voluntad del conjunto de los españoles, y aquí no hay más soberano que el pueblo español.