La reducción más significativa, entre la población de menores recursos: INSP
Miércoles 17 de junio de 2015, p. 36
Los resultados preliminares de un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) indican que el consumo de bebidas azucaradas en el país bajó 6 por ciento el año pasado, como efecto del impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS), de un peso por litro, que desde el primero de enero de 2014 se aplica a esas bebidas.
La reducción más significativa se dio entre la población de menores recursos: 9 por ciento en promedio.
Sin embargo, integrantes de la Alianza por la Salud Alimentaria (ASA) advirtieron que para que la caída se sostenga, el impuesto debería subir a 20 por ciento del precio de los refrescos. En conferencia de prensa, señalaron que aún no está claro que el gobierno vaya a cumplir su compromiso de que los 18 mil millones de pesos recaudados con esa contibución vayan a destinarse a instalar bebederos en escuelas y lugares públicos, pues año y medio después de implementado el impuesto, las autoridades aún no definen los lineamientos correspondientes.
El estudio, elaborado en conjunto con el Centro de Población de la Universidad de Carolina del Norte, indica también que entre la población en general la baja en el consumo fue aumentando con el paso de los meses y que en diciembre fue de 12 puntos porcentuales. En tanto, entre los mexicanos más pobres la reducción fue de 17 por ciento.
El trabajo empleó un modelo matemático que permitió ajustar la tendencia a la baja en la compra de esas bebidas tomando en cuenta las variables macroeconómicas que se asocian con las adquisiciones, como el salario mínimo y el desempleo.
Además, el estudio reveló que en el mismo lapso se registró un aumento de 4 por ciento en el comsumo de bebidas sin impuesto, en particular agua embotellada.
México es el país que encabeza la lista de consumidores de refrescos, con 163 litros por persona en promedio.
La disminución, sostuvieron en conferencia de prensa Alejandro Calvillo y Fiorella Espinosa, de El Poder del Consumidor, y Luis Manuel Encarnación, de la Coalición ContraPeso, es relevante, porque el consumo de este tipo de bebidas está relacionado con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares (primera causa de muerte en México) y diabetes. Pero advirtieron que el impuesto está por debajo de lo recomendado por organismos internacionales.
Además, indicaron que las refresqueras han instrumentado estrategias para incentivar la compra, como ofrecer presentaciones más grandes o hacer campañas, como poner nombres propios en las latas.
En lo que respecta a la actuación de las autoridades, Calvillo comentó que no hay impedimentos técnicos para poner bebederos, pero lo que falta al gobierno es seriedad, voluntad y profesionalismo para aplicar la medida.
La alianza considera que para que los efectos positivos continúen, la contribución debe reforzarse y acompañarse de políticas integrales de salud pública, como la regularización efectiva de la venta de alimentos y bebidas no saludables en escuelas.
Por ello las organizaciones demandaron que se considere un alza a la contribución de 10 a 20 por ciento, que se elimine el impuesto al valor agregado al agua embotellada en envases menores a 10 litros, con el fin de hacerla más accesible que las bebidas azucaradas, y que los recursos recaudados mediante el IEPS vayan directamente a la instalación de bebederos y acciones relacionadas con una política integral de prevención.