La roya del café (enfermedad ocasionada por el hongo hemileia vastratix) no sólo ha provocado caída de 60 por ciento en la producción del grano, principalmente en Chiapas, Guerrero y Oaxaca, sino la pérdida de millones de jornales y el aumento de la migración de indígenas y campesinos que se quedaron sin el ingreso sustancial para continuar sus actividades.

Es la quiebra de los caficultores, dijo Javier Galván, de la Alianza Nacional de Organizaciones Agropecuarias y Cafetaleras. Se hizo una llamada de auxilio a la Secretaría de Agricultura, dijo, pero la respuesta fue tardía y la baja en la producción no ha parado desde 2013. Estamos ante una situación complicada que no sólo se resuelve con la creación de viveros para nuevas plántulas, pues la caficultura se desarrolla en 350 mil unidades de producción, la mayoría de ellas en regiones indígenas de alta y muy alta marginalidad. En Chiapas y Guerrero la situación es deplorable, y Oaxaca está en la lona, advirtió el también representante de los caficultores de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas.

Estimó que en Chiapas 10 por ciento de los 180 mil productores abandonaron sus cafetos; en Oaxaca, 20 por ciento de los 105 mil, incluso hay funcionarios de los gobiernos estatales y federal que creen que muchos productores abandonarán dicho cultivo, pero no consideran que la situación también es producto de una política que no se ha renovado. Estamos ante un fuerte problema social, porque el café es circulación monetaria y empleo en las comunidades. Para el actual ciclo se prevé una producción de 3.1 millones de sacos de 60 kilos.

José A. Rocha Flores, de la SPR Unión de Ejidos y Comunidades de San Fernando –productores de café orgánico–, apuntó que se perdieron 800 mil quintales y 12 millones de jornales en Chiapas. No se tomaron las medidas necesarias para detener la roya del cafeto, dijo.

Refirió que hace dos años la organización propuso que en Chiapas se estableciera un cerco sanitario en la frontera con Guatemala, pues la enfermedad tiene una ruta migratoria, ya que las esporas de los hongos se pegan a la ropa o al calzado y se diseminan conforme las personas avanzan entre los campos, además de la creación de zonas de amortiguamiento y prevención. Sagarpa ignoró las propuestas y actualmente la pérdida de superficie de café por la roya está entre 30 y 50 por ciento.