Los pobladores de São Paulo dicen que sus restaurantes son el equivalente a las playas de Río de Janeiro: los principales lugares de recreación y refugio de la bulliciosa ciudad. En estos días están más vacíos que de costumbre. Cuando comen en casa, los paulistanos han cambiado la carne por pollo y verduras, que son más baratos.

Este cambio en la dieta es causado por el decaimiento que envuelve a Brasil desde el año pasado. La economía se contrajo 0.2 por ciento en los primeros tres meses de 2015, y 1.6 por ciento entre ese periodo y el mismo trimestre un año antes. El empleo y el ingreso reales se reducen, las tasas de interés y la inflación crecen. La presidenta Dilma Rousseffha sido debilitada por un escándalo en Petrobras, la compañía petrolera estatal, y por el deficiente desempeño económico.

Sin embargo, el gobierno comienza a restaurar la credibilidad económica con el respaldo al ministro de Finanzas, Joaquim Levy, quien ha recortado el presupuesto. El banco central se ha tomado en serio el combate a la inflación.

La semana pasada el Congreso aprobó recortes al gasto social, en particular el seguro del desempleo y a las pensiones, con lo que el gobierno ahorrará 8 mil millones de reales (2 mil 600 millones de dólares) en 2015. Previamente había recortado 70 mil millones de dólares del gasto discrecional para el año, y elevó los impuestos, incluso a la gasolina, lo que debe aumentar el ingreso gubernamental en 26 mil millones de dólares.

Pocos analistas esperan que Levy consiga sus metas principales: un déficit primario (antes del pago de intereses) de 1.2 por ciento del PIB este año y de 2 por ciento en 2016. Este año es previsible que sea de la mitad de lo prometido, según Mansueto Almeida, experto en finanzas públicas. Pero podría ser suficiente para satisfacer a las calificadoras.

A corto plazo, la diligencia de Levy vaciará aún más los restaurantes paulistas. La economía es aún más débil de lo que parece. La inversión cayó por séptimo trimestre consecutivo en los primeros tres meses de 2015. El consumo doméstico cayó por primera vez de un año al otro desde que el Partido de los Trabajadores llegó al poder. Levy ha hecho la mayoría de sus ahorros elevado impuestos, lo que deprime el crecimiento actual, y recortando la inversión, lo que detiene el crecimiento futuro.

Restaurar la credibilidad no basta. Brasil debe también librarse de los cuellos de botella del lado de la oferta, observó Christine Lagarde, la jefa del FMI, al visitar el país en mayo. Eso incluye el sistema fiscal, que ahoga a las empresas; infraestructura inadecuada y leyes laborales obsoletas. Los nuevos administradores de Brasil apenas si han comenzado con esa parte.

Fuente: EIU

Traducción de textos: Jorge Anaya

En asociación con Infoestratégica