Exposición en Washington, a casi 70 años del fin de la Segunda Guerra
Martes 16 de junio de 2015, p. 5
Washington.
Al aproximarse el 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, una nueva exhibición de arte enfoca el término del conflicto con una mirada distinta, en la que los japoneses fueron las víctimas. Esto podría perturbar a los veteranos estadunidenses de la guerra, sobre todo en momentos en que se presta mayor atención a la renuencia de Japón a reconocer su pasado militarista.
El Museo de la Universidad Americana exhibe obras de arte y artefactos que recuerdan los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki: un reloj de bolsillo detenido a las 8:15, cuando cayó la primera bomba atómica; un par de cuerpos retorcidos y rostros que gritan envueltos en llamas; la caja con el almuerzo de una escolar que desapareció sin dejar rastro.
Los defensores dicen que las bombas eliminaron la necesidad de una invasión terrestre que habría costado muchas vidas estadunidenses. No hay cifras precisas, pero se cree que esas bombas mataron unas 200 mil personas.
Cuando se cumplió el 50 aniversario, el Museo Smithsoniano exhibió el Enola Gay, el bombardero B-29 que lanzó la bomba sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Esa muestra fue reducida ante la protesta de muchos veteranos estadunidenses, porque presentaba a los japoneses como víctimas en lugar de agresores.
Ese año Peter Kiznick, director del Instituto de Estudios Nucleares de la Universidad Americana, respondió a la polémica con una exhibición de artefactos que el Smithsoniano se negaba a mostrar. Al hacerlo en una institución privada en lugar de otra financiada por el gobierno, resultaba menos contenciosa.
Veinte años después repite con una muestra que se abrió el pasado sábado y concluirá el 16 de agosto. Incluye seis cuadros pintados sobre biombos plegables por los difuntos Iri y Toshi Maruki, matrimonio cuyas representaciones de los horrores nucleares, conocidos como los paneles de Hiroshima, se muestran en la capital estadunidense por primera vez.
En una sala adyacente se exhiben 25 artefactos recogidos entre los escombros: un rosario, un fragmento de vidrio incrustado en la carne de una víctima, un frasco de sake, la gorra de un estudiante, el zapato de otro.
Los museos por la Paz de Hiroshima y el de la Bomba Atómica de Nagasaki complementan la exhibición con textos y fotos de las víctimas, así como panorámicas de las ciudades arrasadas.