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Alrededor de 50 mil jóvenes se desplazaban de un escenario otro, cuando se podía

En el Machaca Fest el rocanrol sonó al compás del taconazo

Unos vieron a Torreblanca, otros bailaron muy pegaditos con Agrupación Cariño y Sonido Gallo Negro

El Gigante de América fue bien recibido por el público

La gente esperó hasta las 2 de madrugada del domingo para disfrutar a Maldita Vecindad, que celebró 30 años

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Panda comprobó su popularidad cuando frente a él cantaron alrededor 30 mil chavos que siguen con fervor sus pasosFoto Chava Rock
 
Periódico La Jornada
Lunes 15 de junio de 2015, p. a12

Al filo del medio día del sábado pasado comenzó el oleaje de jóvenes, parte del ritual que significa asistir al Machaca Fest, considerado el mejor encuentro de rock en Monterrey, en el que se apuesta por las bandas locales y se disfrutan todas las músicas.

Monterrey está sobrerrecuperada, afirma Ismael Montoya, principal promotor de este encuentro musical, en el que se mostraron diferentes manifestaciones artísticas, como un ensanchamiento al mosaico de conciertos del sábado, en el que hubo tres grandes escenarios y una casona semiabandonada que se recuperó para transformarla en el escenario Café Iguana. Todo esto dentro de las instalaciones del Parque Fundidora, de la capital de Nuevo León.

Caminar en el Machaca fue como adentrarse a un gran centro de diversión, en el que el rocanrol sonó al compás del taconazo, con ese grato aroma que despide la gente joven cuando se congrega, aderezado con un poco de cerveza refrescante, bajo un sol en muchas ocasiones bloqueado por el continuo paseo de nubes y con un majestuoso Cerro de la Silla, que testimonia la vida de los regiomontanos.

Norteño, ska, cumbia, punk...

En ese contexto se presentaron grupos de ska, cumbia, norteño, rock, punk, electrorrock y un abanico de sonidos que se agolparon en miles de jóvenes, de corazones jubilosos, que apreciaron a Torreblanca, bailaron muy pegaditos con Agrupación Cariño y Sonido Gallo Negro, mientras en otro escenario revivía Finde, Reyno desplegaba el nuevo sonido que empieza a acuñar y algunos sucumbían ante ese dolor auditivo de Vilma Palma, que con sus covers puso a bailar a un gran auditorio, que estaba allí esperando el turno de  Caligaris, una de las grandes revelaciones del Machaca.

Antes de ellos, el grupo Tropíkal Forever se abrió paso ante sus cada vez más numerosos fanáticos, mientras Rebel Cats se dio la oportunidad de contar con diferentes invitados, como Clemente, la voz de Jumbo, y Abulón, de Víctimas y Abominables, para que después Caligaris demostrara que no es producto de un exitoso disco reciente, sino que su popularidad en México se apoya en un vistoso show, que es como un gran circo rocanrolero con fusiones escandalosamente bailables.

A las siete de la noche 50 mil cuerpos se desplazaban de un escenario a otro, cuando se podía, porque la multitud impidió llegar a ver de cerca a las bandas. Genitallica, Inspector y El Gran Silencio dieron muestra de la gran aceptación que tienen en su propia tierra. En un principio se cuestionó qué tan interesada estaría la gente del norte en ver a las bandas con las que convive a diario; la respuesta estuvo en este Machaca, pues las actuaciones de esta trinca fueron de los momentos estelares de la noche. Fue un encuentro con su identidad, con ese lema Jaime-lopeziano, “por mi raza hablará el Piporro”, y habló y cantó fuerte.

Víctimas reafirmó su papel protagónico en festivales

El desparpajo de Genitallica, el mejor ska de México con Inspector y el inigualable chúntaro de El Gran Silencio dejaron el plato puesto para que en ese mismo entarimado Víctimas del Dr. Cerebro reafirmara su gran papel protagónico en los festivales. Presentó un show de luz y sonido que va de la mano con la explosividad de sus músicos, sobre todo del Ranas y el Abulón, que recorrieron continuamente el escenario y la zona del público.

En lo que se podría llamar las áreas principales del Machaca se dio otro espectacular cierre con División Minúscula, integrado por músicos de Matamoros y regios de adopción, que se rencontraron con viejos seguidores. En tanto, Panda comprobó su gran popularidad. Frente a él cantaron alrededor de 30 mil chavos, que siguen con fervor cada uno de los pasos de esta aún joven banda, que ya cuenta con un fuerte desarrollo en Sudamérica. La aparente polémica generada por el propio grupo ha quedado atrás, y pisa desde hace rato tierras más fértiles.

En el momento en que Cartel de Santa empezó a soltar sus temas, aquello se transmutó en un coro monumental. Cientos de mujeres, principalmente, se identifican con estos temas del barrio, de la calle, que es caldo de cultivo para el rap y el hip hop de Babo, líder de la banda más grande de hip hop nacional.

Curiosidad tenía el grupo El Gigante de América, léase Bronco, por ver la respuesta del público, que lo recibió muy bien. El mismo Lupe Esparza reconocía que su ambiente natural son los bailes, no los conciertos. No obstante, le fue muy bien; la fanaticada, con playeras de Nirvana, Ramones, Maldita y Panda, le pedía-exigía rolas como Oro, Amigo Bronco, Con zapatos de tacón y Sergio bailador; ésta se ejecutó con unos invitados sorpresas, Rebel Cats, que dejaron un poco el rockabilly para bailar jalao.

El cierre fue con Maldita Vecindad, que de nueva cuenta celebró en Monterrey 30 años de carrera. Contra lo que se pensaba, que la gente podría marcharse al terminar El Gigante de América, ocurrió al revés: muchos estaban presentes con Bronco para esperar a la Maldita, incluso se congregaron más, por ser el único escenario con banda en vivo.

La gente esperó hasta las 2 de la mañana de este domingo para disfrutar a su bendita vecindad. Como es habitual, el grupo habló de la defensa de los derechos humanos, el repudio a los ejes de corrupción y su solidaridad con los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, temas que redondearon este enorme esfuerzo de efectuar un festival como el Machaca, que, en su analogía con el platillo típico de la región, bien sabemos que para hacerlo hay que echarle muchos huevos. Y de eso Monterrey y sus habitantes saben mucho.