La propuesta de Roberta Jacobson para ocupar la embajada de Estado Unidos en México, en sustitución del actual representante diplomático de Washington, Anthony Wayne, es un elemento que deberemos tomar en cuenta para el proceso de designación del embajador de México en aquella nación, cargo que dejó vacante el hoy ministro de la Suprema Corte, Eduardo Medina Mora, desde el pasado mes de marzo.

Entrevistado tras asistir a la ceremonia de reconocimiento del canciller ecuatoriano Ricardo Armando Patiño Aroca, en la Universidad Autónoma Metropolitana, el secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, sostuvo que México ve con beneplácito la nominación de Roberta Jacobson al tiempo que expresa su reconocimiento al embajador Wayne, en cuya gestión se ha profundizado y ampliado la agenda bilateral.

Sostuvo que la designación de Jacobson, que ha recibido ya el beneplácito del gobierno mexicano, permitirá mantener el avance en el cumplimiento de las prioridades que los presidentes Enrique Peña Nieto y Barack Obama han establecido para consolidar la asociación estratégica y profundizar los múltiples lazos que unen a las sociedades de los dos países.

Agregó que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) se mantendrá atenta y respetuosa del proceso de ratificación en el Congreso estadunidense. El secretario Meade no se refirió a ninguno de los perfiles que han trascendido como posibles sucesores de Medina Mora y que van desde diplomáticos experimentados hasta secretarios de Estado de la actual administración.

Destacó que en los años recientes los gobiernos de México y Estados Unidos han construido importantes mecanismos que hoy dan una nueva perspectiva y visión de futuro a la relación bilateral, y destacó el foro sobre educación superior, innovación e investigación y la iniciativa del Estado mexicano Proyecta 100 mil.

Destacó que bajo el liderazgo del embajador Wayne se fortalecieron otras instancias de diálogo como Fronteras Siglo XXI.

Ambos países han colaborado para dar una nueva vitalidad a los flujos lícitos de bienes y personas en la frontera común, así como para hacer de esa región un área de oportunidades y prosperidad compartidas.