El escándalo en torno a OHL muestra la nueva vía a la que acuden gobernadores y demás funcionarios para meter dinero sucio a las campañas electorales y a la política en general, advirtió el coordinador del PT en el Senado, Manuel Bartlett.

En entrevista, dijo que se trata de una corrupción organizada, en la que empresas contratistas, nacionales o extranjeras, se llamen OHL o Grupo Higa, obtienen grandes obras, en las que los costos se elevan y gran parte de las recursos invertidos van a los bolsillos de los funcionarios, vía sobornos y otros pagos ilegales.

El senador Bartlett agregó que el PRI y sus aliados verdes se oponen a que se conforme una comisión legislativa para investigar a la contratista española, porque saldrían a relucir los nexos del presidente Enrique Peña Nieto con esa empresa, a la que benefició desde que era gobernador del estado de México.

Se trata, insistió, de una corrupción que es también crimen organizado, porque OHL no actuó sola, sino en connivencia con funcionarios para inflar las inversiones, subir los costos, elevar el precio de los peajes, en el caso del Viaducto Bicentenario, con el apoyo del gobierno en turno.

A su juicio eso es lo que hay que atacar, porque en un manejo mediático orquestado desde los Pinos y puesto en marcha por las televisoras se quiere centrar la responsabilidad sólo en OHL, que debe ser investigada, dijo, pero sin dejar de lado que se trata de una corrupción promovida desde el gobierno, que incluye miles de millones de pesos.

El viejo concepto de empresarios voraces que corrompían a funcionarios y gobernantes ya no opera en la actualidad. Son las propias autoridades las que buscan obtener dinero sucio o grandes residencias, de contratistas a los que beneficiaron con la entrega de contratos para grandes obras.

Bartlett destacó que en las corruptelas con OHL no sólo está involucrado el gobierno del estado de México, sino también el de Puebla y muchos otros. El gobernador Rafael Moreno Valle, al estilo hankista de otros tiempos, se ha dedicado a subsidiar y regar dinero en su entorno. Su dominio llega a Tlaxcala, donde ejerce también influencia económica.

El político poblano agregó que ante ese panorama, el nuevo Sistema Anticorrupción, que Peña Nieto alabó como la gran panecea, al publicarlo la víspera, en realidad no funciona.

Se trata de la iniciativa que Peña Nieto envió al Congreso, pero se aprobó tres años después, “cuando ya se dieron los escándalos de la Casa Blanca, de las demás propiedades del Presidente y de otros funcionarios y de OHL”.

Ahora Peña Nieto trata de lavarse la cara y sostiene que es una buena ley, en un acto en que se presenta como el gran promotor de la batalla contra la corrupción. Pero la verdad es que esa reforma constitucional no sirve porque es a largo plazo, como lo señalamos nosotros cuando se aprobó en el Senado.

Con esa ley, como ya lo señalaron otros senadores, no van a caer peces gordos.