La FIFABlatter
e consumó el disparate y el capo di tutti capi, nacido en 1936 en un pueblito de Suiza llamado Visp, se salió una vez más con la suya gracias a las enormes palancas de interés construidas desde 1998, cuando llegó a la presidencia de la FIFA, organización mafiosa con licencia para delinquir sin pena.
Sepp Blatter habrá engordado ayer de la pura risa, que la tiene y a raudales. Se mofó de los metiches gringos que pedían su cabeza junto a las federaciones inglesa y alemana. Horas antes de su relección el mismísimo premier David Cameron pidió su renuncia. Se quedó con las ganas.
Día triste para el futbol mundial, cuyos directivos mostraron este viernes su catadura moral en toda su dimensión. Es mucho el dinero que mueven y no son pocos los gobiernos que pagaron y pagarán para obtener la gracia del suizo.
Pero mal haría Blatter en subestimar el proceso iniciado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos. De entrada, cinco multinacionales rompieron relaciones comerciales con la FIFA, y Coca-Cola y Visa están a un paso de seguir el ejemplo.
Vladimir Putin puede ser otro de los grandes damnificados del desbarajuste futbolero. Apoyó sin titubeos a Blatter y enmarcó la embestida de Washington contra la FIFA en el tablero político. Esta batalla futbolera puede dar paso a un nuevo tipo de guerra fría.
Están en el alero las designaciones de los mundiales de Moscú (2018) y de Qatar, cuatro años después. Washington sospecha que en ambas designaciones, como en otras precedentes, jugaron más los intereses económicos que los meramente deportivos.
Que haya ganado el incombustible Blatter no quiere decir que la macroinvestigación gringa vaya a detenerse. Es más: lo probable es que ese proceso se endurezca. Washington no acepta derrotas tan fácilmente.
Y en el pellejo de los mandamases del mediocre futbol mexicano tampoco deben estar del todo tranquilos, pese a su conocida y lambiscona actitud ante el capo di tutti capi del futbol mundial.
Justino Compeán y Decio de María deben estar intranquilos, con todo y que apenas son las marionetas de quienes realmente manejan los hilos de ese negocio en México. Llegado el caso, si llega, el primero en blandir la guillotina será el propio Blatter.
La cobija recién está deslizándose y no serán pocos quienes queden a la intemperie.