Sábado 30 de mayo de 2015, p. a16
Bachtrack, la base de datos más completa de la música de concierto, ubica al compositor Arvo Pärt (Estonia, 11 de septiembre de 1935) como el autor vivo cuya música es la más interpretada en público, por cuarto año consecutivo y seguido por John Adams y Philip Glass.
En el rubro de todos los compositores
, también repitieron los punteros: Beethoven, Mozart y Bach; en esa clasificación, Arvo Pärt figura en la posición 37.
El cumpleaños 80, que ocurrirá el 11 de septiembre, del compositor más popular del momento ha concitado una cantidad abrumadora de homenajes, conciertos y grabaciones discográficas.
Hace 10 días en uno de los más importantes recintos culturales europeos, la Konzerthaus Berlin, se efectuó un homenaje muy especial para Arvo Pärt por su inminente cumpleaños 80.
En Berlín, donde el compositor se exilió durante 30 años, el Coro de Cámara de la Filarmónica de Estonia y la Orquesta de Cámara de Tallinn, dirigidos por Tonu Kaljuste, interpretaron obras para coro y orquesta de Arvo Pärt y allí también se recordó que tanto el compositor, Arvo Pärt, como el director, Tonu Kaljuste, y los músicos mencionados, tuvieron una presentación muy relevante en el Festival Internacional Cervantino, en Guanajuato.
El Disquero se ocupó ya de la más importante de entre ellas por su significación para México, pues incluye la partitura que Arvo Pärt terminó de escribir en Guanajuato, durante su participación en el festival Cervantino de 2012 (http://goo.gl/ibEJJL).
Otro acontecimiento de gran relevancia ocurrió este 12 de mayo en Tallinn: el estreno de un montaje escénico-musical dirigido por Bob Wilson, quien es junto con Peter Sellars, la figura más importante en el arte de los escenarios en el planeta.
Tal superproducción incluye una partitura nueva de Arvo Pärt: Sequentiae, además de las ya reseñadas aquí por el Disquero: Adam’s Lament, Tabula Rasa y Miserere.
Revisemos ahora el más reciente llegado a los estantes de novedades discográficas de México: TINTIN NABU LI.
La portada de este disco y las fotografías del cuadernillo entablan un juego visual, a la manera de un rompecabezas, en paralelo al juego de voces de su contenido: el término tintinábuli fue creado en 1976 por Arvo Pärt para referirse a la condición técnica que caracteriza la mayor parte de su producción musical desde entonces: tintinábuli por el efecto que produce una campana al ser tañida.
Un sistema de tríadas domina el fluir de líneas melódicas que se siguen unas a otras bajo reglas matemáticas, lo cual ha llevado a muchos a esgrimir, de manera errónea, la palabra minimalismo
para referirse a la música de Arvo Pärt. Van más allá los catalogadores que dependen de Wikipedia: minimalismo sacro
, en alusión a los temas religiosos que utiliza Pärt en sus composiciones.
Autor inclasificable, Arvo Pärt al menos da una palabra, un mote, un término para que todos nos refiramos a su música bajo un denominador común: tintinábuli.
El elemento clave en las partituras de Pärt es el silencio. O el camino hacia el silencio. O el emblema del silencio: me parece suficiente que una sola nota suene con belleza
, según ha explicado el propio Pärt. De ahí la sencillez aparente y la gran complejidad interna de sus obras.
El disco que ahora nos ocupa fue grabado por el coro inglés The Tallis Scholars, bajo la dirección de Peter Phillips, quien en las notas al programa hace notar la gran proximidad de la música de Arvo Pärt con la de los grandes maestros que llevaron a la perfección el arte de la polifonía durante el Renacimiento, en particular Palestrina, de quien el Disquero ofreció una reseña reciente, dedicada a un disco espléndido distribuido en México por Warner Classics: Palestrina (http://goo.gl/g683LP) y sobre todo Thomas Tallis, cuyo apellido nombra al coro que en este disco sigue los mismos procedimientos que utiliza para interpretar a Tallis y a Palestrina y ahora a Arvo Pärt.
El resultado es fascinante: claridad, luminosidad, ambas cualidades rebotan en un juego de texturas sonoras que junto con el uso del silencio, o la presunción del silencio, hacen de este disco algo irresistible.
Pablo Espinosa