áscaras para los desfigurados. Prótesis para los mutilados. Diseños para motores novedosos. Inquietantes pruebas médicas y científicas. Trincheras, destrucción, paisajes desolados. La guerra desde el aire, la guerra por el suelo. El consumo masivo de pertrechos por parte del ejército francés. Visiones de la cotidianidad destruida, visiones de lo absurdo vuelto cotidiano. Fugaces íconos del arte de los inicios del siglo XX. Tales son algunas de las imágenes memorables que conforman uno de los más recientes proyectos audiovisuales que Michael Nyman, compositor y ahora cineasta floreciente, presentó hace unos días en esta ciudad: War Work: 8 songs with film. (Obra de guerra: ocho canciones con filme).
Si este título pudiera remitir al lector (o espectador potencial) a una cadena de videoclips con música de Nyman, o piezas de Nyman ilustradas con imágenes ad hoc, la verdad es que el proyecto es bastante más complicado. Si bien es cierto que la continuidad musical escrita por Nyman está claramente dividida en 19 episodios (las ocho canciones mencionadas más varias piezas instrumentales), el filme es un discurso visual continuo de un poco más de una hora de duración, y a lo largo del show (descripción del propio Nyman) no se percibe un intento de sincronizar cada pieza musical con un episodio de la película, lo que propicia un flujo orgánico de ambos discursos.
Las canciones tienen como sustento textual una serie de poemas de escritores de nacionalidades diversas que murieron durante la Primera Guerra Mundial. Hacia el final del filme, aparecen en pantalla algunos textos que son potentes y desgarradoras reflexiones sobre la guerra y la muerte, y si bien en general la presentación visual de textos en el cine me resulta redundante, aquí funcionan muy bien como remate al discurso icónico-musical planteado por Nyman. Me parece que el origen y contenido de los textos conecta directamente a War Work con el desolado y conmovedor Requiem de guerra, de Benjamin Britten.
Las imágenes de la película (entre las cuales hay algunos curiosos fragmentos de ficción) provienen de diversos archivos documentales de la época, y el espectador atento podrá descubrir en el trabajo de edición de Max Pugh algunos de los conceptos de la teoría y la praxis de montaje de la antigua escuela fílmica rusa, y quizá le vengan a la memoria los nombres de Vertov, Pudovkin, Alexandrov y Eisenstein.
En efecto, en numerosos momentos del filme es posible percibir el resultado de la teoría de que la Imagen A, seguida de la Imagen B, produce una Idea C que no es ni A ni B, sino una síntesis dialéctica de ambas. Se nota asimismo una clara línea de conducta hacia el uso de los Leitmotiven (tanto en la imagen como en la música) y, tratándose de Michael Nyman, una ironía a veces fina, a veces ácida y corrosiva, que es parte sustancial de su personalidad como creador.
Por el valor intrínseco de sus imágenes, y por los significados de su montaje, War Work es un filme que ciertamente merece un segundo visionado. Vale decir que en su partitura para War Work, que es inconfundiblemente suya en lenguaje y estilo, Nyman alude con diversos grados de claridad a músicas prexistentes de compositores que van desde Bull hasta Beethoven, desde Chopin hasta Rossini, desde Gibbons hasta Franck. Todo ello, con Nyman en el piano y dirigiendo a la Michael Nyman Band, y la voz de la soprano australiana Marie Louise Angel.
Desde el punto de vista técnico, la presentación en el Auditorio Blackberry contó con una buena proyección y con una amplificación misericordiosamente discreta para la banda. El problema fue de balance dinámico: en varios episodios, sobre todo en los que utilizó su registro grave, la soprano fue ahogada por el ensamble instrumental.
Esa noche, Michael Nyman estaba especialmente melancólico, y no sólo por el contenido y significado de su filme. Unos días antes, el Queens Park Rangers, equipo de sus amores de la Premier League inglesa, había descendido a la segunda división, víctima de un fulminante 0-6 a manos y pies del Manchester City. Comprendo cabalmente su melancolía; yo estoy en la misma situación, espero que ya no por mucho tiempo.