Votar o no votar, una dicotomía que para Héctor Díaz Polanco debe resolverse acudiendo a las urnas para frenar la presencia de políticos siniestros; para Argelia Guerrero, un proceso no prioritario, pues la lucha de fondo es poner fin al capitalismo, y para José Antonio Almazán, un paso para continuar con un proceso de organización del enorme y larvado descontento y malestar social.

En el foro Las elecciones del 7 de junio, perspectivas, organizado por Casa Lamm y La Jornada, los tres ponentes apuntaron que el tema es polémico: no sabemos qué va a pasar, la información sobre la intención del voto de la gente es confusa y cruzada, agregó el sociólogo Díaz Polanco.

Sostuvo que el desastre político y económico en que se encuentra el país repercutirá en las elecciones del 7 de junio, pero hay que participar, no dejar el camino libre a PRI, PAN ni al PRD; tener claro que la elección es un medio para proteger lo conquistado y mantener la lucha constante en todos lados y en todos los sentidos.

Los desafíos a enfrentar en este proceso son la abstención y la anulación del voto. En la ciudad de México, dijo el también integrante de Morena, es necesario un segundo ciclo de innovación y renovación, pues desde que gobernaron Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador no ha habido cambios.

Argelia Guerrero destacó que mientras sigan faltando los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, nadie debería seguir el proceso electoral, incluso si fuera creíble. Ya no tenemos tiempo para dejar pendientes. El caso Ayotzinapa representa la putrefacción de todos los políticos de todos los partidos, consideró.

El crimen se ha vuelto política de Estado, acusó, y convocó a la ciudadanía a reflexionar, con visión crítica, sobre el acto de votar. En el Distrito Federal, anadió, se votó para conservar el bastión de la izquierda, pero hemos retrocedido 50 años con la ley antimarchas, con el encapsulamiento (de la policía) de manifestantes, por no poder acudir al Zócalo sin vigilancia de uniformados.

Recordó que Rosario Robles, como jefa del gobierno capitalino, impulsó políticas adversas, y a quienes nos opusimos nos acusaron de priístas, de hacerle el juego a la derecha, pero la historia la colocó en su lugar. Ahora, abundó, hay que dilucidar nuevas formas de organización y de resistencia; construir el propio camino.

José Antonio Almazán, jubilado del Sindicato Mexicano de Electricistas, expuso que en este proceso electoral está en juego, por diversas razones económicas, políticas y sociales, el control del Congreso de la Unión para impulsar lo que resta de las reformas estructurales, así como un adelantado 2018 como expresión de un gobierno que naufraga en un mar de crisis y corrupción.