ichio Kaku es un físico estadunidense-japonés nacido en 1947 en Estados Unidos, distinguido por ser un inminente físico-técnico, uno de los “creadores de la teoría de las cuerdas. Apasionado por Edward Teller, quien le ofreció la beca de ingeniería Hertz, se formó en Harvard en el Laboratorio Nacional Lawrence Werkely de la Universidad de California, obtuvo el doctorado de física en 1972 donde hace casi 30 años ocupa la cátedra Henry Seemat de física teórica en la Universidad de Nueva York, siendo uno de los divulgadores científicos más reconocidos del mundo; presenta dos programas de radio y participa en espacios de televisión documental. Es autor de decenas de publicaciones y artículos en múltiples traducciones incluso al castellano, como su publicación Visiones (1948), Hiperespacio (2001), El universo de Einstein (2005) y Universo paralelo (2009), su obra anterior, Física de los imposibles (Debate 2009) tuvo un éxito de ventas internacional muy señalado. www.mikako.org
En su libro donde enfoca y analiza la física del futuro (Editorial Debate), cómo la ciencia determinará el destino de la hermandad de la humanidad y nuestra vida cotidiana en el siglo XXII
, hace alusión en la página 293 al futuro de la energía (la energía de las estrellas), donde comienza con dos aforismos: La edad de piedra no se acabó por falta de piedra, del mismo modo la era del petróleo acabará antes de que el planeta se quede sin petróleo
(James Canton), y En mi mente la fusión está al mismo nivel que el regalo original del fuego en las brumas de la prehistoria
(Ben Bova).
Y es en este capítulo de su libro donde ya entro en materia. Es un libro de 523 páginas, en el cual pronuncia con toda claridad la solución de la problemática de la energía en nuestros días, que será provista ya en este siglo por el padre Sol y quizá en algunos casos, algunas estrellas en su proceso de fisión, en que el átomo de uranio en el que una de las posibilidades de crear energía involucra no solamente se creará, sino que se transmitirá en el curso de la división del átomo de uranio. La ventana que esto aporta es que la energía nuclear no produce grandes cantidades de gases de efecto invernadero, cosa que sí hacen las termoeléctricas, alimentadas con carbón o con petróleo, si bien algunos problemas técnicos y políticos han frenado la producción de energía nuclear durante décadas. Michio Kaku cita el caso de la última central nuclear que Estados Unidos comenzó a construir en 1977, antes del accidente de 1979 en Three Mile Island, que paralizó el futuro de la energía nuclear.
El devastador accidente de Chernobyl (1986) marcó el destino de la energía nuclear para toda una generación, los proyectos relacionados con la energía nuclear se paralizaron en Estados Unidos y en Europa, aunque se mantuvieron en Francia, Japón y Rusia, pero sólo gracias a los generosos subsidios de los gobiernos.
Aquí habrá que decir que el señor Kaku no plantea el caso de México y lo dejaremos también pasar nosotros. La energía nuclear que se produce en México la genera directamente el propio gobierno hasta ahora, por medio de la Comisión Federal de Electricidad y en la planta de Laguna Verde, que está trabajando hasta hoy sin problema.
El doctor Kaku da la impresión de que no tiene una visión muy amplia de lo que tiene que ser, seguramente al final de cuentas manejado por la ONU o hasta en el momento en que se piense formalmente en traer energía a este planeta generada básicamente en el Sol, ahí tendrá que ser distribuida o racionada según el caso en todo el mundo, ya sin hablar de gasolineras y plantas generadoras ubicadas en varios países, entre ellos el nuestro; hidroeléctricas, unas por el propio gobierno, y otras por la iniciativa privada y desde luego tanto del punto de vista técnico, la generación y con ello la construcción de los medios para lograrlo, ya ahí tendrá que establecerse un derecho a la energía y regularse por una institución que no esté comprometida con ninguna economía o ningún bloque económico y mucho menos de todo el planeta. Por lo pronto, tenemos que partir de la base de que no existe una economía o por lo menos no se ha sabido que exista una manera formal, o una tal economía comprometida o generada por otro planeta que no sea el nuestro, cosa que ya muy pronto seguramente ha de suceder.
El que se maneje de un modo u otro e incluso la noticia de la existencia de un proyecto para esto ya habría que exigir sin duda por todos los países del mundo, la forma en que habrá de manejarse desde la información pública y ya dará mayores o menores cantidades y en qué cantidades también, es decir, la cuantificación y proporción en que se reparta la energía que, también hay que decirlo muy claro y muy alto, esto solamente puede suceder en un mundo donde esté garantizada en primer lugar la paz global, puesto que es obvio que quienes manejen la distribución, la energía solar nuclear tendrán que hacerlo con un concepto de derecho muy claro y muy rígido.
Conceptos que un marco jurídico de derecho mundial que se maneje verdaderamente por los hombres de paz, precisamente que crean en que la paz mundial sea posible y no solamente un motivo de reuniones en múltiples cumbres cuyos objetivos y finalidades que yo sepa ninguna ha analizado la problemática de una energía cuyas características hasta ahora no se han podido ver ni remotamente y que empezar a construir los medios para iniciar cualquier acción organizada aquí, con alcances, no solamente a todo el mundo, sino que también a nuestra estrella objetivo progresivamente hasta que lo sea de una manera total y organizada, estructurada de tal manera que no resulten, como dicen, y que se oiga por ahí una potente y penetrante voz en todo el mundo, hablando no sabemos en qué idioma todavía, lo sabremos pronto, que nos llegue hasta lo más profundo de nuestro ser y que nos diga; como comenta nadie menos que Darío Rubio a principios del siglo pasado, en su publicación, Estudios paremiológicos: refranes proverbios y dichos y dicharachos mexicanos (1940), ¿Qué de veras Miramón?
y si así es Quelites calabacitas en las primeras agüitas
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La interrogación a Miramón la entiende y la explica en la página 117 del libro mencionado: “Pregunta que seamos burlonamente, cuando se nos cuenta algo, a lo que no le damos ningún crédito, creo que será muy raro el mexicano que la desconozca y serán muy pocos los que no la hayan usado, para quienes no la sepan anotaré la contestación a dicha cuestión, ¡Como te lo dije, Concha!, los dos versos son el estribillo de una sátira que se publicó con el título de A la llegada del macabeo. El Macabeo era el apodo con que llamaban al general don Miguel Miramón, Concha, la señora, su esposa, doña Concepción Lombardo”.
Esperamos que podamos decir… ¡Como te lo dije, Concha!, con todo derecho y firmeza a los que no creen en esto.