Alfonso Dosal y Odiseo Bichir estrenarán Una noche en la playa, en el Virginia Fábregas
Vivimos en una sociedad aletargada que delega y culpa a los demás
Lo que hace único al teatro es la reflexión colectiva, señala el director Alejandro Ricaño
Lunes 18 de mayo de 2015, p. a15
En una playa, un gringo rumia un descalabro amoroso que lo tiene hundido en el dolor, cuando se le acerca un mexicano llamado Manu que bien pudo ser El Brody, como tantos otros de sus iguales que se ganan la vida sirviendo jugos, tragos u ostiones a turistas.
Ambos aparecerán en una situación que los hará confrontarse, compararse y percatarse de quiénes son. Esto es lo que el público verá en Una noche en la playa, que se estrenará el 22 de mayo, en el teatro Virginia Fábregas del Centro Teatral Manolo Fábregas.
El autor es el español Javier Veiga. Actúan Alfonso Dosal y Odiseo Bichir, en una historia adaptada al medio mexicano, dirigida por Alejandro Ricaño, quien en entrevista expresó: Esta historia es muy interesante y muy inteligente. Así es su humor y tiene una reflexión sobre este aletargamiento que vivimos como individuos en una sociedad; no queremos hacernos cargo de absolutamente nada y nos dedicamos a culpar a todos. Esto hace a esta obra como muy necesaria. Nos la pasamos quejando de todo y, en este sentido, nos parecemos mucho a los españoles. Además, siempre estamos en contra de todo. Confundimos quejarnos con una iniciativa de cambiar las cosas, pero quejarse no implica ningún cambio. Creo que este es el mal de nuestra sociedad.
Quejosos en todas partes
En un día cualquiera es posible toparse con un quejoso en el camión o en el taxi, o con un bolero inconforme. Ricaño: “Esta obra es pertinente. Creo que actualmente el teatro en México está mejor que nunca, pero también estamos en el peor momento cultural en cuanto a presupuestos. Están desapareciendo espacios de diálogo, no sólo del teatro, sino de medios de comunicación. El Estado quiere extinguirmos a los que nos dedicamos al arte y a la cultura y esto ha despertado un instinto de supervivencia mucho más violento en los que estamos en estas áreas.
El teatro ofrece experiencias muy distintas a las del cine y la televisión. Quien no ve teatro se pierde la posibilidad de confrontarse consigo mismo o de reflexionar sobre su condición humana, también de la posibilidad de divertirse. Lo que hace al teatro único es el convivio. No es una fiesta que se reproduce de manera artificial. Desafortunadamente, las nuevas generaciones no están leyendo libros; están ocupadas leyendo todo lo que hay en Facebook, en Twitter. Afortunadamente, el teatro no es para leerse, sino para verlo. Una obra de teatro es una lectura y una reflexión colectiva.
Por su parte, Alfonso Dosal (Manu), dijo: “Hacer este personaje implica una labor de aceptación, de cómo somos los mexicanos. A mí no me gusta generalizar porque es encasillar al mexicano como una persona no honesta, cobarde. Manu no es así, aunque sí evade su responsabilidad echándole la culpa a los de arriba. Esta obra tiene un texto muy redondo que nos ayuda a identificarnos y a pasarla muy bien como público. Manu está entregado a su jefe, quien le dice que tal o cual y lo hace, sin más.
“Me he topado con gente como Manu todo el tiempo, que no lee, aunque cuando alguien cita un libro aparente haberlo leído y termina haciendo un comentario idiota.
A su vez, Odiseo Bichir, quien interpreta al gringo, expuso: Mi personaje sabe de literatura; tal vez es un profesor de literatura. Va soltando lo que le ha hecho su mujer. El autor, Javier Veiga, domina el lenguaje teatral. La adaptación y traslación al lenguaje mexicano es interesante y nada fácil. Mi personaje tiene un fuerte agarrón emocional. ¿Quién puede ser realmente el responsable, al que se le pueden dirigir todas las acusaciones? ¿Cuáles son los traumas y complejos que nos impiden salir adelante? ¿Por qué aguantamos tanto los mexicanos? ¿Tenemos sangre de atole?
La obra se presenta en el teatro Virginia Fábregas del Centro Teatral Manolo Fábregas, en Velázquez de León 29, colonia San Rafael.