Se aplicará protocolo para entender conceptos sobre violencia de género y ética, señala
La nueva directora continuará el proyecto de su antecesor de convertir el centro en escuela nacional
Viernes 15 de mayo de 2015, p. 35
María del Carmen de Lara fue designada el martes pasado nueva directora del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM, en medio de un conflicto que derivó en la ocupación de las oficinas de la dirección del plantel, durante 25 días.
Por eso, ella ahora se propone instaurar una ruta de trabajo en la que privilegiará el diálogo, realizará una operación cicatriz y aplicará, junto con el Programa Universitario de Estudios de Género, un protocolo sobre conocimientos y conceptos en materia de derechos humanos y ética.
Necesitamos airear la casa
, admite De Lara, con 30 años de trayectoria en el medio cinematográfico y cuyo nombramiento fue bien recibido por la comunidad. En entrevista, admite que el CUEC está en un proceso complicado, pero fuimos capaces de buscar la unidad, y eso es lo que pretendo: que se fortalezca la unidad.
Uno de sus principales proyectos es concluir la tarea que empezó su antecesor, José Felipe Coria, para que el CUEC se convierta en escuela nacional de cinematografía.
–¿En qué condiciones llegó a la dirección?
–Soy una candidata de unidad. Entré a la comisión de diálogo y ahí se fue dando un camino de conversación tanto con los docentes como con los alumnos. ¿Qué veo que me fortalece? Que no tengo enemigos, y precisamente por mis 30 años de trabajo como cineasta tengo credibilidad, y además soy académica. El perfil que los muchachos querían era el de un académico con obras recientes. Muchos de los docentes decían: ‘pero no’. Yo cumplo ese perfil; acabo de hacer Alaíde Foppa y de obtener un premio; no es cuestión de egolatría.
“Empecé a participar en las primeras reuniones de los académicos dentro de esa necesidad de diálogo, de abrir comunicación, de cerrar confusiones que han existido tal vez desde hace varios años. Ahora la responsabilidad es enorme, pues la escuela está frente a grandes retos.
“Desde hace muchos años el anhelo de muchas generaciones y de la comunidad es que se concretara el tema de la licenciatura, lo que también era parte del plan de desarrollo del rector. Otras escuelas, formadas inclusive por personas que salieron del CUEC, empiezan a alcanzar ese reconocimiento por medio de la Secretaría de Educación Pública o el mismo Centro de Capacitación Cinematográfica.
Todo esto nos lleva a elaborar planes de estudios, y hay que hacerlo conforme a lo que significa el proceso de construcción de una escuela. Nos corresponde seguir una ruta que significa precisamente que se reconozca la trayectoria académica de los profesores de este plantel.
–¿El CUEC se convertirá entonces en escuela nacional?
–Esa es la intención de toda la comunidad... El enigma es para cuándo. Uno nunca sabe los tiempos que se llevan las revalidaciones (de licenciatura). Hay quienes ya tienen algunas titulaciones y eso nos allanará parte del camino para sacar el proyecto lo antes posible.
“Por otro lado, tengo que garantizar que todos los cineastas que se están formando actualmente puedan tener las facilidades, los ejercicios y el equipamiento, como una cadena que va desde la fotografía hasta la posproducción.
Ya nos estamos organizando en comisiones de trabajo; estemos en la parte de los cuerpos colegiados, del comité académico, de todo lo que significa la visión y la importancia del contenido y de lo sustantivo de una escuela.
–¿Podemos dar por terminada la crisis en el CUEC?
–Creo que se está amainando el asunto, aunque en la parte del proceso de trabajo sí, cuando dices retomemos un camino porque vamos muy claramente hacia la ruta de construir la Escuela Nacional de Cinematografia.
El caso de José Felipe Coria seguirá los procesos de la UNAM
–¿Qué va a pasar con el maestro Coria?
–La verdad no sé. Creo que va a seguir los procesos universitarios, pero de mi lado hay que hacer que se entiendan los conceptos de violencia de género, de acoso, y cuáles son los derechos de los estudiantes y los de los profesores, para lo cual instauraremos aquí un protocolo.
“No todo es violencia de género, no todo es acoso. Hay muchas situaciones que pasan más por una cuestión ética de los alumnos, de los profesores y de los trabajadores.
A diferencia de hace 20 años, nuestra generación lo que ha aportado es una vida que por lo menos exponga que existen estos derechos: el derecho al cuerpo, a decidir, el derecho en muchos aspectos. Eso lo voy a implementar junto con el Programa Universitario de Estudios de Género. Voy a traer especialistas, porque hay que atender estos casos en profundidad y conocer cuáles son en la realidad.
–¿La comunidad quedó dañada?
–Sí. Creo que (la crisis) influyó mucho mediáticamente en el análisis interno, por un problema de comunicación de hace muchísimos años. Cuando llego aquí me topo con que tenían siete años de no reunirse todos los profesores; me parece muy fuerte. Hay que volver a hacer tejido social.
–¿Operación cicatriz?
–Exacto. En eso estoy. Creo en el diálogo y que éste puede darse a partir de nuestras diferencias. Lo he venido expresando, porque de pronto se polemizan mucho las cosas, se tienen enconos, y yo digo que podemos debatirlo en un ámbito universitario, que es precisamente el llamado a la inteligencia y al conocimiento. Eso ha tenido eco, empiezo a sentir en la comunidad que están contentos. Así que tenemos una ruta de trabajo.