Lunes 11 de mayo de 2015, p. 26
Tijuana, BC.
Fue el día más difícil de mi vida. Me deportaron y separaron de mi esposo e hijos; el más pequeño tenía dos meses de nacido
, recuerda Ema Sánchez, quien ha permanecido en esta ciudad fronteriza por años mientras su familia reside en Vista, California.
Ayer, madres entrelazaron miradas, sus dedos y esperanzas con sus hijos a través del muro fronterizo, en el primer aniversario de la organización Dreamer’s Mom, integrada por hombres y mujeres deportados del vecino país y cuyas familias fueron separadas.
Una misma familia con dos condiciones migratorias: Ema, mexicana (oriunda de Michoacán), y su esposo e hijos, estadunidenses. Durante el proceso para obtener la ciudadanía de ese país viajó de California a Texas para dar seguimiento a su trámite. La respuesta fue negativa y fue deportada por Ciudad Juárez, Chihuahua.
El gobierno de Estados Unidos le impuso un veto de 10 años, durante los cuales no podrá realizar trámite alguno para obtener beneficios. Es una dreamer que mira a sus hijos a través del muro y su historia se repite todos los días en la frontera México-Estados Unidos.