El colaborador de La Jornada recibió la medalla al mérito de la Universidad Veracruzana
Muchas comunidades indígenas resisten proyectos ambientales depredadores, señala
Jueves 30 de abril de 2015, p. 4
Xalapa, Ver.
Luego de recibir la medalla al mérito universitario conferida por la Universidad Veracruzana (UV), en la Feria Internacional del Libro Universitario (Filu), Víctor Manuel Toledo Manzur, especialista en ciencias de la ecología y colaborador de La Jornada, alertó: La diversidad biocultural de México está amenazada
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El investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explicó que en el país existen 300 conflictos socioambientales, la mayoría en comunidades indígenas que resisten la entrada de proyectos depredadores de la diversidad biocultural.
Los territorios indígenas, que comprenden de 28 a 35 millones de hectáreas, están amenazados por la expansión de los nuevos proyectos, fundamentalmente de minería, encabezados por compañías canadienses, estadunidenses, chinas y británicas.
El origen de esos conflictos, dijo, está en “un problema civilizatorio: el dilema entre la civilización mesoamericana, presente en las comunidades indígenas, y la civilización moderna.
Cultura y naturaleza, indisociables
“Los proyectos de modernización del país –dijo Víctor Toledo– son generalmente destructivos de la tradición. Y mientras no se construya una visión que busque la articulación armónica entre tradición y modernidad, no se podrá avanzar y salir del hoyo y del túnel en el que estamos metidos.”
Partidario de que no es posible separar cultura y naturaleza, porque forman un todo indisoluble, el experto en etnoecología es optimista al plantear que el país puede superar los problemas socioambientales.
“México es un enorme laboratorio de nuevas experiencias alternativas de carácter socioecológico. Hemos publicado un libro, recientemente, donde revelamos la existencia de al menos mil proyectos. Hablamos de cooperativas de café orgánico, de ejidos y comunidades indígenas que manejan bien sus bosques; de cooperativas pesqueras y proyectos ecoturísticos.
Todos estos proyectos conectan a las comunidades con los mercados nacionales e internacionales, pero por mercados alternativos: orgánicos, justos, que constituyen hoy una ventana y un conjunto de iniciativas muy esperanzadoras para la crisis del país.
Explicó que esta situación “es dramática. Sin embargo, por el lado de los proyectos alternativos refleja el vigor para remontar esos conflictos destructivos.
No creo ya tanto en que sean las instituciones las que transformen el país, sino las personas que se organizan. Vivimos una resistencia silenciosa que es muy esperanzadora.
Estimó que no hay nada decidido ante la amenaza a la diversidad biocultural. Dependerá del cúmulo de fuerzas. Si las resistencias comunitarias, y quienes participan, logran unir fuerzas, se detendrá lo que pasa
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La presea también fue entregada a Yolanda Lastra García, y Jaime Urrutia Ceruti.