Yessica Chávez terminó agotada cuando perdió ante la campeona minimosca Ibeth Zamora en noviembre de 2014. Parecía que el combate hubiera sido en cámara lenta. Le dolía la cabeza a punto de reventarle y las luces la tenían mareada.

Kika recuerda aquella noche como el momento de advertencia de que tenía que replantear el rumbo de su carrera. Perdió una pelea de título del mundo en un peso que ya no podía mantener.

Después de esa derrota, una lesión en la rodilla derecha le impidió volver a los cuadriláteros para remontar lo que perdió en la lista de clasificaciones. Ignacio Beristáin, su mánager, habló con ella.

No me regañó. No me quería espantar, mucho menos me iba a correr de su gimnasio, pero sí me pidió que pensara bien las cosas, e incluso me habló de la posibilidad de dejar el boxeo cuando vio lo doloroso de mi rehabilitación, señaló la pugilista.

Mantenerse en la categoría minimosca le exigía sacrificios que ya no podía soportar y la exponían demasiado durante la pelea. Perdió fuerza en la pegada, condición, velocidad, y eso la hizo vulnerable para mantenerse en el peso equivocado.

Zamora fue mejor, eso no lo discuto, pero me maté tanto por dar el peso que después del quinto asalto ya no tenía fuerza para seguir, dijo Chávez.

Volver cinco meses después no le produce estrés. Regresa contra la filipina Norj Guro, pero la impaciencia por volver al boxeo es más fuerte: No es la primera vez que he tardado en volver. En otros momentos he tratado de regresar porque no hay peleas o por razones de contrato, pero ahora me sirvió para pensar mejor y corregir los errores que cometí en el pasado.

Esta vez peleará en la división mosca, en la que se siente mejor ubicada, con más fuerza y explosividad y adelanta: Este combate tiene mucha importancia porque mi intención es volver a pelear por un título mundial en este año, por el cinturón que tiene Arely Muciño.