En Estados Unidos hay una historia de violencia vinculada a negros o latinos. Si uno ve las estadísticas, el nivel de encarcelamiento es más alto para ellos, pero hay un problema atrás de ello. Cuando no hay oportunidades o acceso a educación, la gente hace lo que sea para sobrevivir. Si eso no se entiende, no se puede comprender la vida en ninguna parte del mundo. Oportunidad significa, al final del día, menos crimen. Yo nunca he cometido uno porque tuve opciones y hoy poseo recursos, pero no sé qué habría hecho si no hubiese tenido esas oportunidades.

Para Joseph Joe López, agregado de agricultura de la embajada de Estados Unidos en México, la situación es clara: La educación suele ser un elemento que empareja el terreno de juego para todos, aunque no podemos dejar de reconocer que persisten actitudes racistas que suelen determinar, por encima de las capacidades académicas, la obtención de un trabajo, sea uno negro o latino, o provenga de una minoría. Eso pasa en todo el mundo. Lo que no se puede permitir es que se pierda la vida por cuestiones raciales.

La historia de los negros es compleja en Estados Unidos, asegura, aunque sea un país desarrollado y ofrezca muchas oportunidades. Hay personas que sufren problemas de discriminación. No es una discriminación violenta, es muy sutil, pero existe. Uno, como persona de color, no puede sentarse y decir ya me vencieron, sino debo luchar. ¿Cómo lucha uno? Aprendiendo, con educación, con maestría o doctorado. Eso es algo que nadie te puede quitar, agrega en entrevista con La Jornada.

Atleta de alto rendimiento en su etapa universitaria –que le permitió obtener una beca para estudiar la licenciatura y maestría en administración agropecuaria en la Universidad de Carolina del Norte–, Joe López admite que contar con un presidente negro representa parte de la lucha que hemos dado a lo largo de la historia, pero el camino no está completo, siempre hay más desafíos, insiste.

Joe López enfatiza la importancia de hablar abiertamente sobre temas que afectan la vida cotidiana de las minorías. Si un negro y un blanco, con las mismas calificaciones, piden trabajo, es probable que quien deba contratar tenga preferencia por la persona con que se sienta más cómodo. Eso pasa en todo el mundo. Todos tenemos un prejuicio y no necesariamente es malo, aunque debe prevalecer la objetividad.

Menciona a manera de ejemplo el Óscar que ganó el director mexicano Alejandro González Iñárritu. Cuando lo recibió, pronunció un discurso muy importante, aunque la derecha esté enojada con él por aludir al tema de la migración. Eso hay que hablarlo. La historia de los negros hace 30 años es la de los migrantes de hoy. Es lo mismo. La gente tiene que ser muy objetivo cuando debate eso. En su discurso, Iñárritu preguntó: ¿qué pasaría si los migrantes tuvieran las mismas oportunidades y fueran tratados igual que todos? Es la misma pregunta que se hicieron entonces y se hacen hoy los negros.