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Agentes de inteligencia consultan a experto sobre si alguna nación podría hacerlo sin ser descubierta

Sospecha científico que interesa a la CIA manipular el clima

Es mejor que no trabajemos en ello, recomendó Alan Robock, geoingeniero de la Universidad Rutgers, estudioso del área de aerosoles estratosféricos para emular una erupción volcánica

The Independent
Periódico La Jornada
Martes 24 de febrero de 2015, p. 2

La CIA está preocupada de que una potencia enemiga de Estados Unidos desarrolle la capacidad de manipular el clima y no sea posible detectarla, revela un destacado climatólogo.

Consultores que trabajan en la agencia han preguntado al profesor Alan Robock, de la Universidad Rutgers, en Nueva Jersey, si sería posible que alguna nación interfiriera con el clima sin ser descubierta.

Recibí una llamada de dos hombres que dijeron ser consultores de la CIA y querían saber si nos daríamos cuenta en caso de que algún país estuviera controlando nuestro clima, relató el profesor Robock.

Les dije, luego de pensarlo un poco, que probablemente sí lo descubriríamos, porque si alguien pone suficiente material en la atmósfera para reflejar la luz del Sol, podríamos detectarlo y ver el equipo que lo hace, explicó.

Al mismo tiempo me pareció que tal vez les interesaba saber si podríamos controlar el clima de alguien más y si éste podría descubrirlo, añadió.

El profesor Robock es experto en geoingeniería –manipulación deliberada del clima– y se especializa en la forma en que grandes erupciones volcánicas causan enfriamiento global al reflejar la luz del Sol hacia el espacio, lo cual incrementa la reflexividad de la Tierra, o albedo.

La geoingeniería ha sido tema de dos estudios importantes, uno de la Real Sociedad Británica y otra de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, financiado en parte por las agencias de inteligencia estadunidenses. Ambos informes concluyeron que la modificación del albedo conlleva riesgos considerables, pero que la geoingeniería merece mayor investigación.

Yo trabajo en el área de aerosoles estratosféricos para emular una erupción volcánica; he identificado cinco beneficios potenciales y 26 riesgos potenciales, declaró el profesor Robock en la reunión anual de la Asociación Estadunidense para el Avance de la Ciencia, en San José, California. Sabemos que la respuesta al calentamiento global es la adaptación y la mitigación. Es mejor que no trabajemos en manipulación del clima.

Sin embargo, el profesor Robock y otros científicos apoyan la investigación en geoingeniería, por ejemplo un plan para vigilar las nubes de aerosol producidas por la próxima erupción volcánica, por medio de aeronaves, globos de gran altitud y satélites.

Debemos estar listos para la próxima erupción volcánica, para que podamos hacer observaciones y aprender cómo crecen las partículas y cuáles son sus efectos, y no estamos preparados con instrumentos actualizados para hacerlo.

Stephen Gardiner, filósofo de la Universidad de Washington en Seattle, advirtió que modificar el clima mediante geoingeniería conlleva el riesgo de empeorar la situación, en especial para las generaciones futuras. Es fácil ver por qué alguna nación se vería tentada a ensayar algún esquema barato que mejorara el clima a corto o mediano plazos y retrasara el mal clima unos 50, 70 o 100 años, pero al costo de empeorar muchísimo las cosas para el futuro, comentó Gardiner.

Ese incentivo se conoce como la tiranía de lo contemporáneo, y por eso es un considerable problema intergeneracional.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya