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Bajo la Lupa

México se quedará sin agua si no la privatiza, según Stratfor

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Instalaciones del Sistema Cutzamala, en el estado de MéxicoFoto José Carlo González
E

l propagandista portal texano-israelí Stratfor realizó una serie de ocho artículos sobre la escasez del agua en varios puntos sensibles del planeta, entre ellos México, que mancilla por su fanatismo teológico neoliberal.

Stratfor –que se ostenta como la lectura obligada en geopolítica de las trasnacionales de Wall Street– diagnosticó la balcanización de México mediante los cárteles de estupefacientes (http://goo.gl/63EN2v).

Su portal fue hackeado por Anonymous, donde aparecen sus vínculos corporativos, entre otros, con el Banco de México y una empresa de Televisa con disfraz cultural (http://goo.gl/G5Ca6K).

Dejando de lado los hilarantes pronósticos para los próximos 100 años –¡que se derrumbaron el mismo año de su publicación!– del israelí-estadunidense George Friedman, locuaz y prolijo director de Stratfor, pareciera que sus exclusivas provienen del Pentágono y/o del Departamento de Estado con el fin de avanzar la agenda unilateral de Estados Unidos e Israel.

Después del regalo de la energía y la electricidad, Stratfor aboga por la privatización del agua en beneficio de las trasnacionales hidráulicas israelí-anglosajonas, por lo que sobredimensiona la escasez de agua en México, que empeorará debido a la expansión industrial de su cantado próximo despegue económico (http://goo.gl/pEVGCZ).

La trillada expansión del sector manufacturero de México y su proximidad con Estados Unidos –que supuestamente le harán experimentar un crecimiento económico significativo (sic)– presionarán a la utilización del agua conforme la población aumenta.

Juzga que la desigual distribución acuífera ha llevado a un estrés significativo de agua en varias partes, que se ha agravado por la pobre infraestructura, contaminación y abuso, atribuibles en parte al manejo ineficiente (sic) y a la creciente población.

Regurgita su axioma con el que abusó para la privatización de la energía y la electricidad, y abre las puertas ajenas para aplicar el mismo espejismo de pletóricas inversiones foráneas con el fin de salvar la poca agua que queda.

Lanza las directrices expoliadoras de Wall Street: México necesita realizar ajustes políticos (sic) y de conducta (sic) para superar su presente escasez de agua: la demanda excede 78 mil millones de metros cúbicos, mientras el agua disponible y sustentable es menor a 67 mil millones de metros cúbicos, lo cual arroja un déficit de 11 mil millones de metros cúbicos, que se duplicará en 2030.

Aduce que la distribución asimétrica y la competencia en aumento por los recursos limitados de agua podrían atemperar (sic) el potencial crecimiento de México, por lo que deberá utilizar plenamente sus ventajas (supersic) geográficas, especialmente en los sectores industriales y manufactureros.

Considera que en el papel, México no exhi­be escasez de agua: 3 mil 766 metros cúbicos de agua per cápita al año, pero su escollo proviene de una inadecuada asignación geográfica: las partes del norte y centro son más secas que las regiones sureñas, cuando la mayoría de la población y la producción económica se ubican en las partes escasas de agua (centro y norte) y el 28 por ciento del total del agua renovable se encuentra en regiones que producen 77 por ciento del PIB y alojan a 68 por ciento de la población.

¿Pretenden desviar en forma inicua las pletóricas aguas del sur hacia el norte desértico para ser compartidas por los estados fronterizos de Estados Unidos?

El diagnóstico archisabido de la zona metropolitana es perturbador: casi la mitad del agua asequible en la capital está clasificada como altamente contaminada, cuando el abasto en la capital y la zona metropolitana, donde habitan 21 millones, es insuficiente, con un índice de estrés acuífero muy alto, de 132 por ciento, mientras las tasas de extracción superan en 182 por ciento al abasto”, carencias que se abultan con la infraestructura inadecuada y la falta de tratamiento de aguas residuales. ¡Un magno negocio en perspectiva!

En la cartografía del estrés acuífero, la mayor parte de México exhibe una clasificación de ranking elevado –destaca la ciudad de México con un muy elevado estrés acuífero–, mientras solamente cuatro regiones destacan con agua abundante: la península de Yucatán, la frontera sur, el sur Pacífico y la zona central del Golfo de México (http://goo.gl/ZjS0v8).

Señala que la agricultura consume 77 por ciento del uso total, lo cual resalta en la parte sureste (sic), que incluye las regiones hidraúlicas del Balsas, Pacífico Sur y el eje Lerma-Santiago-Pacífico, estas dos últimas áreas de alto estrés acuífero, lo cual puede desembocar en inestabilidad social.

Rememora que el TLCAN de 1994 colocó a la manufactura como parte principal de la economía, cuando las maquiladoras consumen más de 3 mil millones de metros cúbicos al año, lo cual ha incrementado en forma significativa la contaminación acuífera a lo largo de la transfrontera, como la cuenca del río San Juan, donde se ubica la ciudad de Monterrey, que tiene en forma alarmante menos de 500 metros cúbicos per cápita al año.

Fustiga el manejo de Conagua cuando el presupuesto federal del manejo del agua es inadecuado para financiar la modernización necesaria, pero oculta que su polémico director David Korenfeld Federman –más allá de sus escándalos personales– es íntimo de Israel y el elegido para privatizar el agua en beneficio de la trasnacional estatal (¡supersic!) israelí Mekorot, expuesta por su “ apartheid acuífero” en Palestina y expulsada de Buenos Aires. ¡Aguas!

Pues mejor entregar ya el manejo directo de Conagua a Stratfor: México City (sic) necesitará ajustar (¡supersic!) la política del sector hidráulico para aumentar la inversión (¡supersic!), como lo ha hecho con la energía y la electricidad. ¿Más claro?

Entre sus soluciones a largo plazo: inversión en plantas desalinizadoras que podrían beneficiar a las poblaciones de la costa. ¡Más suculentos negocios!

Amenaza que no habrá renegociación completa del tratado de 1944 en la transfrontera por el reparto del río Bravo y el río Colorado, por lo que el crecimiento futuro de México enfrentará uno de sus varios (¡supersic!) obstáculos. ¡Privatizas o privatizas: no hay salida!

Se pasa por el arco del triunfo el fracking en el noreste, que carece de agua, y conjetura que ya opera un fracking “sin agua ( waterless)”.

Stratfor es hostil al pensamiento científico y desprecia el metabolismo de los humanos, en contrapunto a un reciente estudio de USGS, en la acreditada revista Science, que demuestra el incremento de la actividad sísmica justamente debido a la inyección masiva de agua por el pernicioso fracking (http://goo.gl/t8XLTY).

En mi reciente libro Muerte de Pemex y suicidio de México abundé sobre la letalidad y toxicidad de la fractura hidráulica (http://goo.gl/hnKrZx).

El “México neoliberal itamita” llegó a tal nivel de entreguismo demencial que se propone desviar el curso del rio Pánuco con el fin de inyectar agua para la explotación del petróleo/gas shale (esquisto/lutita) en el noreste, carente de agua.

Ahora la apátrida tecnocracia neoliberal itamita se apresta a privatizar –lo único que sabe mal hacer– la poca agua que queda, en beneficio de Estados Unidos e Israel, bajo los lineamientos de Stratfor.

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