La exposición es resultado de un certamen que por octavo año convoca el recinto
Domingo 22 de febrero de 2015, p. 4
Papalotes bellamente decorados con rombos de colores, águilas, mariposas, ángeles, tigres, delfines y hasta una Virgen de Guadalupe, son parte de la exposición que se inauguró este sábado en el Museo de Arte Popular (MAP).
Con el título Papalotes monumentales, la exposición reúne alrededor de 40 cometas resultado del octavo concurso que convoca el recinto museístico con el fin de revalorar el trabajo de los artesanos y artistas dedicados a su fabricación.
El público podrá admirar hasta el 26 de abril la creatividad e imaginación de los artesanos plasmada en cada papalote, que simboliza el sueño de volar, y que de acuerdo con la tradición china es la sonrisa del cielo.
Para el director del MAP, Walter Boelsterly, la calidad de las piezas se ha incrementado de manera impresionante
en las ediciones más recientes del concurso, ya que los artistas y artesanos que participan han mejorado los diseños.
Boelsterly también subrayó que el concurso se ha sostenido durante ocho años por ser una actividad lúdica que mantiene vivo un oficio. Ojalá tuviera mayor presencia en otros espacios de la capital, porque se trata de un esfuerzo por preservar un oficio que se está perdiendo en la ciudad de México.
Durante la apertura de la exposición, el jurado del concurso, integrado por la diseñadora gráfica Eugenia Calero y el artesano César Durantón, entre otros, dio a conocer a los ganadores.
Los hermanos Sebastián y Felipe Corona Solís, de Huejotzingo, Puebla, obtuvieron el primer premio con el papalote Ventanita, por diseño, estructura y forma.
Vicente Manuel Rosas Pereyna, de la delegación Iztacalco, obtuvo el segundo lugar por su papalote Ni Senpaki (Estoy feliz), y Luis Miguel Herrera Pérez, de Tlaxcala, fue distinguido con el tercero por Águila real, fuerza y espíritu libre.
Los hermanos Corona Solís, de 14 y 15 años de edad, expresaron que desde pequeños su padre les enseñó el oficio de los papalotes, pues con él salían todos los días a jugar.
Lo mejor de hacer papalotes es cuando lo vuelas, porque se siente que todo tu trabajo valió la pena. De chicos hacíamos muchos, pero a veces nos salían chuecos o eran muy pesados y no volaban, por eso cuando logra volar se siente una gran satisfacción
, señalaron los autores de Ventanita.
El artista plástico Luis Miguel Herrera Pérez, quien ganó el tercer premio, referió en breve entrevista con La Jornada que los jóvenes han perdido interés por volar papalotes, por lo que ofrece talleres a niños y adultos en Tlaxcala.
El papalote es un juguete universal, cuyo origen se remonta a más de 2 mil 500 años, y aunque no se sabe con exactitud en qué cultura se creó, existe la versión de que fue un sabio griego llamado Arquitas de Tarento, que vivió en el siglo IV aC.
En China, Japón, Corea y otros países orientales, el papalote es uno de los juegos más antiguos y populares. Incluso, para esas culturas volarlo es un ejercicio de meditación.
La exposición Papalotes monumentales permanecerá abierta al público hasta el 26 de abril en el Museo de Arte Popular (Revillagigedo 11, esquina con Independencia, colonia Centro).