Jueves 19 de febrero de 2015, p. 8
El editor de sonido Martín Hernández conoció a Alejandro González Iñárritu en los años 80, cuando ambos eran locutores en una estación de radio de rock. Hoy los dos están postulados al Óscar por Birdman, la película del director mexicano que ha cautivado a la crítica.
La química de la amistad es la misma
, dijo Hernández en una entrevista reciente. Ha sido editor de sonido de todas las películas anteriores de González Iñárritu: de Amores perros a Biutiful. Sus créditos también incluyen El laberinto del fauno, de Guillermo del Toro, y No se aceptan devoluciones, de Eugenio Derbez. El año pasado estuvo viviendo en Los Ángeles, donde realizó el trabajo de Birdman.
Durante los nueve meses que tardó la realización de Birdman hubo en total 15 personas en el departamento de sonido, de las cuales Hernández realizó la mayor parte del trabajo con Aaron Glascock, con quien comparte la postulación a la mejor edición de sonido.
El sello en Birdman
El sello de Hernández y González Iñárritu en el sonido de Birdman se nota con guiños muy característicos de México, como la escena en Times Square cuando Riggan Thomson camina en ropa interior y se oye la clásica grabación que usan los señores que venden tamales en bicicleta por las calles.
Otro más sutil es un silbato de los carritos que venden camotes, que aparece en la escena del hospital donde está Riggan con su hija, idea de Hernández.
Hernández también estuvo a cargo de la edición del sonido con la música del baterista mexicano Antonio Sánchez. Antes de filmar hicieron 24 tomas de Sánchez improvisando. Luego Hernández construyó pistas para que Sánchez viera la película con su propio sonido reconstruido.
Si nunca me vuelven a nominar tampoco querrá decir que los trabajos posteriores carezcan de validez. Hacer el trabajo es el premio
.