Miércoles 18 de febrero de 2015, p. 34
Cancún, QR.
Más de 37 mil niños y jóvenes de Quintana Roo, de un total de casi 368 mil, de entre cinco y 17 años, trabajan en actividades que van desde la venta de chicles hasta obras de construcción, transporte y limpiaparabrisas, entre otras; de ellos, 28 mil se emplean en un esquema familiar
, informó Enoel Pérez Cortés, delegado de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) en el estado.
Explicó que la mayoría de los menores que laboran en zonas urbanas provienen de Chiapas y Oaxaca y llegan a Quintana Roo con sus padres a regiones donde se construyen inmuebles, pero al concluir las obras los adultos se quedan sin trabajo y por eso ponen a sus hijos a laborar en las calles.
Recordó que hace unos días se emitió la convocatoria México sin trabajo infantil agrícola
, y señaló que este problema es mínimo en Quintana Roo.
Los padres llevan al campo a los niños con el objetivo de que aprendan un oficio, lo que no está mal. siempre y cuando respeten sus horarios escolares y de recreación
, dijo.
El funcionario lamentó que en la mayoría de casos los menores digan que sólo acompañan
a sus familiares cuando en realidad también trabajan, y no podemos hacer nada: los preparan para responder y no podemos asegurarlos
.
Refirió que la precaria situación económica de los padres de los menores trabajadores implica frecuentes cambios de residencia en las entidades aledañas a Quintana Roo, lo que hace difícil elaborar estadísticas precisas. Sin embargo, se está trabajando en un estudio que podrá arrojar resultados para finales de marzo
.
Van en aumento las lesiones autoinfligidas entre estudiantes
Asociaciones civiles dieron a conocer que las largas jornadas laborales de los padres causan estragos entre los adolescentes del estado y que prácticas como las cortaduras autoinfligidas han aumentado de manera alarmante entre la comunidad estudiantil, al igual que el consumo de drogas y alcohol.
En talleres, autoridades escolares han detectado que cada vez más estudiantes de secundaria sufren angustia, depresión, adicciones, violencia intrafamiliar o embarazos tempranos.
Diana Ortiz Martínez, directora de la asociación civil Toma el control, acompañada de un equipo de sicólogos, destacó la necesidad de aplicar políticas públicas en el estado o legislar para que sea obligatorio impartir talleres que eviten las lesiones autoinfligidas que, aseguró, se están volviendo más comunes que el acoso escolar.