Con la escala social reflejada en la mayor de las plazas capitalinas, Los Ángeles Azules cumplieron con el cometido de contribuir a una amena celebración del Día del Amor y la Amistad bajo los auspicios del Gobierno del Distrito Federal

Acompañados por una orquesta sinfónica, integrada ex profeso, bajo la batuta de Odilón Chávez, los doble A le ofrecieron a su pueblo los temas que han incluido en su más reciente grabación y que, según se lee en la información proporcionada por la organización, es el disco más exitoso de los años recientes en México, pues ha permanecido más de 84 semanas consecutivas en la cima de la lista de ventas en el país.

Música sencilla, sin duda, adecuada para el bailongo cumbiero, que da igual escucharla con o sin respaldo sinfónico, pues de lo que se trata es de mover el esqueleto y, con eso, misión cumplida.

Desde temprano los paseantes sabatinos empezaron a asomarse al Zócalo provenientes de todos los rumbos de la metrópoli y lugares circunvecinos y, así, llegaban contingentes lo mismo de Cuajimalpa que del aledaño Los Reyes La Paz o del muy bailador Peñón de los Baños, según manifestó Rosalinda, pispireta quinceañera.

La Güera Jennifer, asidua al antro romano o de la Condechi, reconoció, cambió de aires y se plantó junto con amigos de farra para escuchar su favorita, El listón de tu pelo, infaltable en toda presentación. También se dejaron ver personas adineradas, a juzgar por sus gruesas vestimentas invernales que se veían de marca.

Desde Iztapalapa para el mundo, se escuchó por el potente sistema de sonido al tiempo que del templete, instalado frente a Catedral, salían chorros de fuego y ahí va ya, con el característico resoplido del acordeón, Entrega de amor, la primera de un largo desfile de 24 temas que para los bailadores seguramente fue corto.

Para la segunda parte, ya con el respaldo sinfónico, y con las consabidas invocaciones de arriba las mujeres, tres Marías vocalistas: José, Barracuda, quien canta con el grupo Jot Dog, y León, quien lo hace con el Playa Limbo, se encargaron de entonar algunos temas además de los cantantes de planta de Los Ángeles en lo que por momentos se asemejaba más a los claxonazos de un embotellamiento de tráilers en la México-Querétaro.

Ya para el final, con el frío encima, el barbón Jay de la Cueva, del grupo Moderatto, repitió, a petición popular, 17 años.