Los dos ritmos latinos de trascendencia mundial son el reggaetón y la bachata, y la noche del pasado sábado uno de sus máximos exponentes, Romeo Santos, puso a bailar y a cantar a 52 mil 500 personas en el Foro Sol, que acudieron a la convocatoria para darle carta de ciudadanía a una música que ha hecho brillar a voces como Juan Luis Guerra, quien se maneja en una variante diferente a la de Romeo.

El entorno no podía ser mejor, pues miles de parejas o grupos de amigos llegaban para festejar el amor y la amistad en un Día de San Valentín frío, con ráfagas de viento y lloviznas. No obstante, Tláloc hizo una pausa de varias horas. Predominaba la estética naif, el gusto fresa, los globos de colores, los chocolates envinados, uno que otro anillo, pulsera o reloj.

A las miles de adolescentes, se unieron damas maduras, esposas, e infinidad de familias que llevaron a sus vástagos para que se dieran un quemón con el loco de Romeo.

El nombre verdadero de Romeo es Anthony Romeo Santos,  es originario del El Bronx, pero siempre se ha considerado latino porque sus padres son de República Dominicana y  Puerto Rico. Durante el concierto pidió a los asistentes que gritaran y aplaudieran para que el eco resonara hasta Dominicana y la isla del encanto, verdaderas mecas del reggaetón y la bachata. En su origen ya lejano, la estructura musical de la bachata tomó como base la música de los tríos, como Los Panchos, que en la parte intermedia o en la superficie de una melodía hacían brillar el sonido del requinto. Eso de algún modo está en la bachata de Romeo, quien además se auxilia de guitarras flamencas. Así, el bolero y la bachata tienen una línea de dependencia.

Fidelidad

Felicitó a los que tienen a la fidelidad como constante en su vida amorosa, pero también dijo que hay otros tipos que hacen todo lo contrario. El público se dividió en favor y en contra, pues, según el sexo, unos dijeron que los más traidores son los hombres y otros que las féminas. Romeo entonó su éxito Cositas de amor, que fue una catarsis para los que guardan en su alma alguna forma de resentimiento. Y es que, como dice el refrán, Del amor al odio hay sólo un paso.

Agradeció la asistencia de tanta gente al Foro Sol, con lo cual se le cumple un sueño desde que tenía 13 años y deseaba internacionalizar la bachata. La respuesta del público mexicano fue total y los jóvenes cantaron todas durante las más de dos horas que duró el concierto de una estrella latina de 34 años de edad.