Réquiem (anécdotas de la nostalgia), en una única función, en el Teatro de la Ciudad
La coreografía, a cargo de la compañía Fóramen M. Danza, se presentará el 21 de febrero
Lunes 9 de febrero de 2015, p. a11
El poderoso Réquiem en re menor (1793), de Wolfang Amadeus Mozart, será representado por seis bailarines integrantes de la compañía Fóramen M. Danza, con la versión coreográfica de Beatriz Madrid, en una única función, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
Se trata de un espectáculo de danza contemporánea cuyo periplo recorre el sentir de las distintas muertes que se viven a diario: desde el amor y los seres queridos hasta la muerte de nuestro ser y lo que ya no somos; para finalizar con un canto a la vida, con aquello que nace y despierta cada día para dar sentido a la existencia, explica la coreógrafa, codirectora de la agrupación, junto con Marcos Ariel Rossi.
Con el título Réquiem (anécdotas de la nostalgia), Beatriz Madrid se inspira y utiliza la obra completa de Mozart (salvo dos breves introducciones), grabada tanto por Herbert Von Karajan, como por la Orquesta Sinfónica de Londres, las cuales se utilizan de acuerdo con los tiempos de la propuesta coreográfica.
En dicho trabajo participan seis bailarines (tres mujeres y tres varones), quienes se sirven de tres mesas que se convierten en tumbas, lápidas, camas o muro de los lamentos.
Sensual y solemne
Me parece que es una coreografía muy sensual, en la que los cuerpos se tocan mucho, pero también solemne, contundente y dolorosa, que comienza con una aguja clavada en el pecho
, comenta Madrid.
A diferencia de un primera versión, en la que se utilizaban sólo algunos fragmentos del Réquiem, explica, en este trabajo se utiliza la obra completa, para una coreografía de unas 15 escenas, que no cuentan una historia lineal. Se trata de un fluir de imágenes.
Al principio, los bailarines interpretan lo que sería la muerte del amor. Luego viene el Confutatis Maledictis del Réquiem; las mesas se convierten en biombos, donde sólo se dejan ver parte de los cuerpos; aquí es la intimidad y separación de la pareja.
Le sigue un rezo alemán. A manera de sacristanes, los bailarines caminan con rectitud; su voyerista mirada hacia la mujer es de curiosidad y deseo.
En otra danza, tres chicas conviven en una atmósfera que podría ser un velorio. Se trata de una escena dinámica y juguetona, donde las bailarinas, cómplices, juegan con la muerte. Es como integrar la sonrisa dentro de la muerte, como cuando uno se acuerda de las cosas hermosas de la persona que ya partió.
La parte que sigue es una especie de confesionario, donde se representa la represión del deseo, la muerte de la mujer virgen
.
Al cerrarse ese confesionario, aparecen los demonios del dolor, debajo de las mesas: los insomnios. Aquí es una danza con campanas.
Una imagen más tiene que ver metafóricamente con cuando se cierra el camino, cuando la salida se encuentra en la profundidad y así poder escapar
.
Igual se representa la rabia, la impotencia frente a la muerte
.
Homenaje a Lemus
A la mitad del montaje, con otra danza, se rinde un reconocimiento al promotor de la danza Eduardo López Lemus. La coreógrafa retomó el Kyrie del Réquiem, para cerrar el espectáculo, ya que, dice, me parece un acto de júbilo frente a la vida
.
Con 20 años de trayectoria y siete de radicar en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, la compañía Fóramen M. Danza presentará Réquiem (anécdotas de la nostalgia) el 21 de febrero a las 21 horas, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, Centro Histórico).