Las políticas públicas dirigidas a los adultos mayores en el país son insuficientes e ineficaces, debido a que su enfoque es asistencial y se concentra únicamente en aspectos como la alimentación, la salud y el entretenimiento, pero no abordan cuestiones laborales o de mayor participación social, señaló Adelina González, investigadora del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia.

En entrevista, alertó de que las personas de edad avanzada siguen siendo vistas como un sector desechable, cuyas aptitudes no son valoradas, lo cual es particularmente grave, tomando en cuenta el agotamiento del llamado bono demográfico y que el promedio de edad de la población está aumentando de forma acelerada.

El estudio analiza la manera en que el gobierno federal ha puesto en marcha la Cruzada Nacional contra el Hambre, así como el desarrollo de programas similares en la ciudad de México, explicó la etnóloga.

Los resultados arrojan que en ambos modelos –sobre todo el federal– tienen varias deficiencias, pues no hay indicadores adecuados que permitan medir y evaluar las acciones propuestas, ni la obtención de datos precisos y bien definidos.

Los adultos mayores en 2010 sumaban más de 10 millones en México, de los cuales 3.5 millones estaban en pobreza multidimensional y más de 30 por ciento tenían desnutrición o estaban en riesgo de padecerla, asegura.

Lo que hoy tenemos a nivel federal y local es ineficaz e insuficiente. En las leyes hay un enfoque incluyente y de derechos humanos, pero en la realidad no hay claridad sobre cómo funcionan o qué monto (económico) tienen, subrayó.

Además, los gobiernos siguen viendo a los adultos mayores como “personas que ‘reciben’, no como sujetos con palabra, aspiraciones, deseos y propuestas propias. Hay mucha gente mayor que quiere o necesita seguir trabajando, viajando, produciendo, y parece que socialmente las seguimos poniendo en la lógica de desecharlos”.

Esta falta de planeación y análisis puede ser aun más grave, alertó González, cuando vemos que el bono demográfico no va a ser eterno y no se está aprovechando bien. En este momento somos más las personas que no necesitamos cuidados de infancia ni vejez, pero el mundo está envejeciendo muy rápido.

La consecuencia, dijo, es que la pobreza en que vive una gran cantidad de mexicanos en edad avanzada va a seguir profundizándose y afectando en particular a las mujeres, quienes tienen menor acceso a la educación, la salud y el trabajo.