La Casa Blanca de Iñaki Urdangarin
semejanza de la Casa Blanca mexicana, otra mansión está en venta. En un sitio tan exclusivo como el que alberga la propiedad que con sus ahorros compró la señora Angelica Rivera de Peña Nieto a una constructora favorecida con contratos por el gobierno federal y del estado de México. Se localiza en el barrio de Pedralbes, en Barcelona, y fue por un tiempo residencia de un emprendedor y afortunado hombre de negocios, Iñaki Urdangarin, y su esposa, la infanta Cristina, hija del hasta hace poco rey de España.
Como la de Las Lomas, la mansión de Barcelona está envuelta en polémica por formar parte de uno de los más sonados casos de corrupción de España. También ejemplo de cómo hacerse de un considerable patrimonio aprovechando las ventajas de pertenecer a una familia con poder.
El sueño de Iñaki era darle a Cristina una casa a la altura de una princesa. Y además, cumplir la sugerencia de su suegro que, según publicaron los medios, literalmente le habría dicho: ¡pero cómo tienes a mi hija en un piso de 300 metros cuadrados cuando ha vivido toda su vida en un palacio!
Y apareció el de Pedralbes. No tan enorme y lujoso como el que habitan los reyes en Madrid y cuyo mantenimiento y el salario del personal que allí trabaja pagan los contribuyentes. El de Barcelona apenas tiene más de mil metros útiles divididos en dos plantas y un sótano con amplio garaje. Además, un jardín de mil 300 metros cuadrados con piscina y zona deportiva. La pareja lo adquirió en casi 7 millones de dólares. Invirtieron otro millón en mejorarlo.
La mitad de la mansión fue embargada por el juez que lleva la causa contra la pareja por delitos fiscales y corrupción. Igual suerte corrieron otros bienes adquiridos con dinero mal habido. Y es que Iñaki y Cristina se hicieron de más de 10 millones de dólares a través de contratos de servicios firmados con gobiernos provinciales de España pero que nunca se llevaron a cabo. Utilizaron para ello una institución sin fines de lucro, Nóos, en la cual Iñaki era el dirigente principal junto con su esposa.
Previa autorización del juez que investiga el caso, la mansión salió a la venta en 10 millones de dólares a través de selectas páginas de bienes raíces, entre ellas la preferida por los nuevos ricos rusos. Ya hay comprador. La infanta mostró su inconformidad porque, según dijo, le tiene aprecio al lugar. Y con razón ya que le permitía llevar una vida acorde con los usos y costumbres de la realeza.
Pero se impuso lo urgente y necesario pues para garantizar la devolución de lo obtenido de mala manera y las multas por defraudar al fisco, el juez les exigió dar en garantía bienes o dinero en efectivo por cerca de 20 millones de dólares. Y falta lo peor: tanto Iñaki como Cristina pueden terminar en la cárcel por los delitos cometidos.