Impulsadas por una mejoría en la actividad económica en Estados Unidos, las remesas acumularon en diciembre 17 meses consecutivos de crecimiento. En 2014, los recursos que enviaron los trabajadores mexicanos a sus familias sumaron 23 mil 606.8 millones de dólares, crecimiento anual de 7.8 por ciento y cantidad comparable a dos tercios del valor de las exportaciones de petróleo crudo el año pasado.

El crecimiento de las remesas en 2014 fue el mayor desde 2006, antes de que iniciara la crisis inmobiliaria en Estados Unidos y que, a la postre, se tornó en una recesión mundial.

En diciembre, las remesas fueron de 2 mil 196.4 millones de dólares, de acuerdo con datos publicados este martes por el Banco de México. La cantidad reflejó un incremento de 18.8 por ciento, respecto del mismo mes de 2013, según los datos del banco central.

Las remesas se mantuvieron como una fuente estable de divisas para el país, a la par de ser factor de apoyo al consumo de las familias en las regiones receptoras. En un momento en que la migración neta hacia Estados Unidos ha caído prácticamente a cero, las remesas equivalen a dos tercios de los 35 mil 856 millones de dólares que, en 2014, llegaron por la exportación de petróleo crudo.

El monto promedio de la remesa fue en diciembre pasado de 300 dólares, cantidad mayor al promedio de 282 dólares por envío en el mismo mes de 2013, reportó el Banco de México.

En 2014, el incremento en las remesas se explicó principalmente por un mayor número de empleos para los migrantes en Estados Unidos, que fue cercano a 400 mil plazas, explicaron José Li Ng y Alfredo Salgado Torres, analistas de BBVA Research. También influyó la sustitución de empleos de tiempo parcial por jornadas completas entre los migrantes mexicanos, añadieron.

En el último año, la población ocupada de origen latino en el sector de la construcción de Estados Unidos –actividad en que se emplea un número importante de migrantes mexicanos– aumentó en 805 plazas, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de aquel país.

En diciembre, además de que las remesas mostraron un avance, el peso se depreció 11.6 por ciento frente al dólar, con lo cual las familias receptoras podrían aumentar el gasto personal, lo que es positivo para la economía debido al consumo corriente, explicó Lola Ramón Correa, analista de Ve por Más.