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Ante 10 mil fans, el jueves ofreció el primero de 12 conciertos de su gira Déjà Vu

Luis Miguel tuvo un exitoso inicio de temporada en el Auditorio Nacional

Cumplió con los temas clásicos que marcaron su trayectoria, como La incondicional y Suave

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Desde la primera rola el foro se convirtió en una catedral de corosFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Sábado 31 de enero de 2015, p. 9

Luis Miguel, el artista latino con más presentaciones en la historia del Auditorio Nacional –216–, inició con éxito el primero de 12 recitales en dicho foro dentro de su gira Déjà Vu, el pasado jueves, donde ante casi 10 mil seguidores mostró una apretada síntesis de su repertorio, entre baladas, rancheras, boleros, música disco… que llevaron a sentimientos íntimos, pensamientos comunes, rencendieron recuerdos y unieron amores en ciernes.

Desde temprana hora, a eso de las siete de la noche, afuera del Auditorio se creaba la atmósfera, preámbulo de la tocada del llamado Sol, que sale para todos y todas, cubriendo con su manto de ídolo a los simples mortales. Algunos compran por adelantado uno o varios souvenirs, para evitar las bolas al final. Otros, se compran y visten de una buena vez la camiseta con estampados como Luismi, Luis tu rey, Deja Vu, y alusivas a discos pasados, de cuando tenía voz de pito.

Los boletos tenían impresa la hora de inicio a las 8:30 pm, pero dieron las nueve y nada más puras habas. Ya el foro lucía casi lleno, y en el recibidor algunos prudentes animaban la noche con unos alcoholes. A los conciertos de Luis Miguel, como a los de Alejandro Fernández acude un público donde destacan las personas pudientes, quienes llegan en coche, de traje, con sus damas muy encopetadas. El Sol es democrático y alumbra hasta a las clases populares, esas que cantan todas sus canciones en gayola, desde donde se aprecia un luismiguelito.

A las nueve y media, tras una hora de retraso, el público ya estaba impaciente y se oían frases como: ¡Yaaaa!, ¡Ya vámonos! Algunos silbidos presionaban con la tonadita clásica de una mentada de madre. Un desesperado y chistoso comentó: Sólo falta que se escuche la vocesita que diga que no saldrá a cantar.

De las bocinas la espera creaba una atmósfera más insoportable con una musiquita de ambiente bien chafa. De repente se apagaron las luces, haces cruzaron el espacio, la penumbra y el Déjà Vu estaba en marcha. La gritería lastima tímpanos y si algunas mujeres sufrían algún trauma, dado sus gritotes, sublimaron sus problemas. Pero no sólo ellas hicieron su show y algunos muchachones suspiraron y exhalaron con descanso. La obsesión per se.

Está más gordo, está más rojo por tanta playa, ya no se jala el pelo, porque se le cae el injerto. Eso sí, todos reconocieron el porte de su traje oscuro camisa blanca y corbata, muy a lo Julio Iglesias.

Los decibeles fueron altos y cada canción fue llevada con medidas estrictas. Desde la primera rola el foro se convirtió en una catedral de coros, con sube y bajas, para no aburrir, así se escucharon clásicos como Suave. Por momentos, el intérprete y compositor fue rebasado por sus seguidores. Nada es perfecto y se equivocó en algunas letras, lo cual hizo que fingiera demencia y en el siguiente estribillo dejara que los que se escucharan fueran los de enfrente. Muchos pedían tal o cual rola y para complacerlos, el boricua mexicanizado se reventó con varios popurríes. Uno, con los de su etapa de mozuelo, como la Incondicional, cuyo video lo refleja como un patriota cadete militar que se lanza a rapel, que se come la lumbre a puños, más que Rambo, y Directo al corazón, de cuando era un chamaco. Desde aquellos días hasta hoy sigue mostrando su sonrisa de gato de Cheshire, de Alicia en el país de las maravillas, o de actor de comercial de pasta de dientes.

Oyose un grito: ¡Mi mariachi!, y se arrancó con las vernáculas, con las dolorosas Si nos dejan y Échame a mi la culpa, entre otras de tequilazo, serenata y muy bravías.

Despidió a su mariachi y renovó con la orquesta para volver a meter a los súbditos del Sol en la vibra sentimental. Un popurrí más con Isabel y 1+1 dos enamorados en sus versiones híper cortas.

Cual Moisés con un poder capaz de abrir las aguas, caminaba de un extremo a otro del escenario y sus fieles se le ponían enfrente, para que él los viera. Fue una noche de manos anhelantes, de deseos de tocarlo, cosa que él complace con las yemas de los dedos, rozando a las damas de las primeras filas. Un beso, boca a boca, imposible.

Vino un encore, otro, y parecía que venía uno más. Las luces permanecían apagadas y no hubo tal, ante el éxito no obtenido de oírlo otro chisguete, con resignación y buen sentido del humor algunos dijeron: Lo que pasa es que ahorita va a seguir la Arrolladora o Este cuate sólo vino a abrirle a la Arrolladora.