no de los números más recientes de la revista Arqueología Mexicana lleva por título Aportaciones de México al mundo. Con textos de destacados especialistas nos brinda un universo de riquezas de toda índole, de las cuales no siempre estamos conscientes.
Una de ellas es la que aborda Ascención Hernández de León Portilla, destacada historiadora, integrante de la Academia Mexicana de la Lengua. Ella habla del impacto de las lenguas mesoamericanas en otras lenguas del mundo. Nos describe como desde el inicio de la llegada de los españoles al nuevo mundo se vieron en la necesidad de utilizar palabras de las lenguas americanas.
Paulatinamente las fueron incorporando al castellano, que se iba convirtiendo en el español. Era indispensable para hacer suyo un espacio plurilingüe en el que existía una naturaleza nueva, rica en plantas y animales, y poblada por naciones que habían desarrollado lenguas y culturas radicalmente diferentes a las conocidas.
Estas palabras pasaron de la lengua mexicana a la lengua escrita y permanecen en el español de México. Menciona que se utilizan actualmente alrededor de mil 160 palabras nahuas castellanizadas. En el diccionario de España se contabilizan más de 500. Muchas de ellas se han incorporado a otras lenguas del mundo como cacao, chocolate, chile, hule y tiza por mencionar algunas.
Otro artículo de gran interés es el del arqueólogo Eduardo Matos, quien habla de los vestigios del pasado prehispánico y virreinal. Su labor de más tres décadas para sacar a la luz los vestigios del Templo Mayor e infinidad de tesoros en esculturas, ofrendas, textiles y demás, lo convierten en la persona más calificada para hablar del tema. Menciona el conjunto de bienes materiales e inmateriales que constituyen el Patrimonio Cultural de México, todo lo que las generaciones anteriores nos legaron
. Destaca que al compartirlos con otros pueblos del mundo, que a su vez nos participan de su cultura, establecemos vínculos universales imperecederos.
Por supuesto no podía faltar un artículo sobre los alimentos; el autor es Luis Alberto Vargas, médico, coordinador del Grupo Mexicano de Antropología de la Alimentación. Explica que la aportación no ha sido solamente los alimentos mismos, sino también las técnicas para obtenerlos y prepararlos.
El tema es tan vasto que se centra en cuatro aportaciones fundamentales: a) la domesticación del maíz, b) el cultivo en la milpa y chinampas, c) la nixtamalización y d) la preparación de platillos secos y bebidas instantáneas.
Señala que las cuatro son creaciones originales y su potencial para la alimentación mundial es notable.
Hace la historia de cada una de ellas y explica sus propiedades nutricionales y características culinarias. Coloridas imágenes muestran muchos de los productos que ha aportado México, y de verdad es impresionante.
Complementario del artículo anterior es el que habla de la Flora que ha aportado México al mundo. Lo escriben la maestra en ciencias Edelmira Linares, del Instituto de Biología de la UNAM, y el investigador Roberto Bye. En su amplio recuento incluyen plantas alimenticias, medicinales y de ornato. Cabe destacar algunas flores que se han popularizado en distintas partes del mundo como la colorida nochebuena, el cempasúchil, esa flor de oro cuyo nombre en náhuatl significa muy apropiadamente veinte flores
. Mencionan los autores que otras especies muy apreciadas a nivel mundial son las orquídeas. El aromático nardo se ha avecindado en Hawai, donde se utiliza para elaborar sus características guirnaldas y collares.
Por último menciono brevemente, porque ya se me acabo el espacio, el artículo que escriben Carlos y Mariablanca Viesca, eminencias de la Facultad de Medicina de la UNAM, sobre las aportaciones de la medicina náhuatl prehispánica. Es fascinante conocer todos los medicamentos y técnicas que utilizaban. Se sabe que Hernán Cortés recurrió en diversas ocasiones a médicos indígenas. Busquen la revista porque vale la pena tenerla. Les debo el restaurante.