Dirigentes han sacado provecho de la disciplina al obligar a usar marcas de embarcaciones, dijo
Pedro Cuervo, quien renunció a la federación, y Eduardo Arrillaga, jefe de entrenadores, impusieron reglas sin resultados
El capitalino tendrá en marzo un bote que compró con patrocinio y ayuda de la gente
Sábado 24 de enero de 2015, p. a13
Casi mes y medio requirió Patrick Loliger para comprar un bote que le costó 118 mil pesos, tras recibir el apoyo de sus patrocinadores y de personas a través de las redes sociales, con la finalidad de comenzar su preparación rumbo a los Juegos Panamericanos de Toronto, clasificatorios para la justa veraniega de Río de Janeiro 2016.
Sin embargo, las adversidades siguen ante las represalias que pueda recibir tras la renuncia del presidente de la Federación de Remo, Pedro Cuervo Ajá, en un deporte convertido en negocio para los directivos.
El mejor remero del país por fin tendrá el bote que siempre anheló, cuya marca le dio los mejores resultados en Europa, pero era rentado.
En marzo llegará la embarcación a la frontera de Estados Unidos y allá irá a buscarlo y lo traerá a la ciudad de México para entrenar y competir, porque la dirección técnica que dirige Eduardo Arrillaga no permite usar embarcaciones que no sean las que les vende la empresa en la que él presta sus servicios a la FMR.
Por otro, está el cambio administrativo que muchos remeros esperaban con la dimisión de Pedro Cuervo Ajá en la federación, con el que sólo hubo problemas al imponer medidas y reglamentos que provocó desgaste emocional y físico entre los deportistas, lo cual se evidenció con los nulos resultados en los Juegos Centroamericanos de Veracruz.
Cuervo Ajá, quien funge como secretario general del Comité Olímpico Mexicano tras relevar a Ricardo Contreras, de boxeo, cargo que dejaría en los siguientes días según los estatutos de esa institución–, fue demandado por el entrenador Daniel Jurado por despido injustificado y reparación de daños en el que pide una remuneración de un millón y medio de pesos y su pronta reinstalación.
Loliger dijo que una de las formas en las que compensarían a Jurado sería con botes de remo.
En la querella legal, el técnico también involucró a los remeros Analicia Ramírez y Leopoldo Tejada, quienes se negaron a entrenar con él –previo a la justa regional– como medallistas activos y son vocales de la federación.
La situación anterior estalló después de los Centroamericanos y como el remo fue una de las disciplinas que no cumplió con las expectativas –no ganó ni una medalla de oro de las 10 con las que arrasó Cuba–, el titular de la FMR renunció, aunque todavía la noche del jueves se presentó a una reunión que encabezaba el presidente en funciones, Gildardo García, y lo invitaron a abandonar el lugar.
Las represalias, narra Loliger, comenzaron después de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011. “Noventa y nueve por ciento (de los atletas) firmamos una carta para que Jurado no fuera el entrenador en jefe. Yo entrenaba con el argentino Osvaldo Borchi y lo corrieron, y también recibía la asesoría de un técnico holandés por cuenta propia.
“Antes de los Centroamericanos (de Veracruz 2014) nos hicieron firmar un contrato para entrenar con el italiano Eros Goretti, quien ho hizo nada y los resultados se vieron en la justa jarocha.
“Fueron nueve meses de preparación, cambiamos todo y empeoré bastante. La FMR me obligaba a entrenar con él y si no lo hacía no me prestaban botes. Gildardo García, el presidente interino, me dijo que ese reglamento no importaba y que podía utilizar las embarcaciones.
“Porque no gané medalla de oro en los Centroamericanos me redujeron la beca de 24 a 10 mil pesos, y el italiano recibe un sueldo de 80 mil pesos y 37 por ciento más de comisiones, cuando no ha hecho nada, como tampoco Arrillaga, quien tiene en los hangares botes Hudson arrumbados y todos los compran en la empresa que él patrocina.
“Este año es vital porque tenemos Panamericanos, mundiales y regatas internacionales. A mí me ponen trabas y están en mi contra, pero uno como deportista se acostumbra, porque por más que uno quiere dar ideas o ayudarles en conseguir patrocinios, estos (dirigentes) creen que les quiere quitar el negocio.
Por eso muchos remeros se van, se desilusionan, pero hay que decir las cosas como son y ahora que tengo mi bote por el que me hicieron un descuento porque costaba 12 mil 500 dólares, espero que me dejen entrenar a gusto
, señaló el rubio de 29 años de edad.