Ricardo Figueredo busca financiamiento en Internet y en las calles para Juan sin nada
Lunes 12 de enero de 2015, p. a13
La Habana
Folleto plegable en mano, Ricardo Figueredo, cineasta cubano, recorre las calles de La Habana recaudando dinero para su próximo documental. “Es un crowdfunding analógico” en un país de difícil acceso a Internet, dice.
“Me dije ‘voy a armar un plegable de tal manera que la gente tenga información de la película’. Me puedo quedar con sus datos y si me dejan alguna donación, después me puedo comunicar con ellos”, explica.
El crowdfunding es una práctica frecuentemente usada por emprendedores en el mundo para conseguir dinero por medio de Internet. Consiste en exponer los datos del proyecto y se aportan donaciones por esa vía. El acceso a Internet es aún muy limitado y caro en Cuba, lo que llevó a Figueredo a adaptar esta modalidad.
Moverse en el medievo
“La idea me parece fantástica (...). Me parece muy ingenioso esto del crowdfunding analógico. Es como un crowdfunding en el medievo”, señala Claudia Calviño, responsable de Producciones de 5ta Avenida, una de las nuevas productoras independientes en Cuba que, toleradas, esperan permiso legal desde hace unos años.
Figueredo ya está filmando Juan sin nada, documental de 52 minutos que analiza la economía cubana desde la perspectiva cotidiana
, que muestra cómo un obrero se las arregla para vivir con un salario mensual de 10 dólares y su libreta de racionamiento.
Para ese trabajo le prestaron una cámara y postuló a un fondo noruego. De los 5 mil dólares que solicitó, le otorgaron 3 mil. Recaudó otros 200 en el reciente Festival de Cine de La Habana.
Hubo personas que se interesaron y (...) que son casi tan importantes como el dinero, pues aportan distribución, equipamiento
, señala este graduado de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, en La Habana.
Director de tres documentales, y productor de varias películas independientes, así como del oficial Instituto Cubano de Cine (ICAIC), Figueredo forma parte de Cooperativa Independiente, otra de las nuevas productoras.
La creación del ICAIC en 1959, luego del triunfo de la revolución de Fidel Castro, impulsó un casi inexistente cine isleño a alta escala en América Latina.
Medio siglo después, el ICAIC cuenta con pocos recursos, vieja tecnología y una lenta burocracia que se ocupa desde la política y la memoria cinematográficas, hasta la producción y distribución en las salas de la isla.
Su inoperancia y limitaciones provocaron que los cineastas cubanos pidieran una ley de cine que legalice las productoras independientes, regule la creación audiovisual y redefina la labor del ICAIC.
La idea de Figueredo es un reflejo más de la imaginación con que los jóvenes se abren caminos para crear, saltando cualquier barrera conservadora
, dice Fernando Pérez, reconocido realizador cubano. Pérez acaba de estrenar La pared de las palabras, su octavo largometraje de ficción y su primero independiente.
En estos momentos el cine independiente cubano ha logrado acumular una amplia filmografía que, a juzgar por su calidad y diversidad temática y de géneros, va más allá de una promisoria esperanza para ser una realidad concreta e irrefutable
, señala Pérez.
Sin embargo, “esa realidad vive una ‘alegalidad’ improcedente y para nada útil”, advierte.
5ta Avenida produjo, entre otras, las exitosas cintas Juan de los Muertos, de Alejandro Burgués, premio Goya a la mejor película iberoamericana en 2013, y Melaza, de Carlos Lechuga, mejor película latinoamericana en Málaga, en el mismo año.
Pero a veces hay tropiezos. 5ta avenida hizo un crowdfunding en Internet para Corazón azul, proyecto de Miguel Coyula, pero el dinero recaudado –unos 5 mil dólares– fue congelado por Washington, debido al embargo de Estados Unidos a la isla.
Figueredo y sus colegas de Cooperativa Independiente han organizado cuatro muestras de cine cubano en Barcelona y Buenos Aires y una en Estados Unidos. Ahora estoy negociando hacerla en México y Colombia
, dice, esperanzado.